Esta es la voluntad del Padre para con el Hijo, que no somos nosotros quién para juzgar y rechazar a nadie, sino que nuestra misión es acercarlos e invitarlos con nuestro testimonio a elegir cumplir la voluntad del que nos llena la vida.
Quiere a todos. Es 'pan de vida' y es para todos. No echará fuera a nadie que acuda a Él. La acogida, la puerta abierta, la búsqueda y el deseo de encuentro, forma parte de su misión. Es la voluntad del Padre, del que lo ha enviado, 'que no se pierda nadie' Si le conocemos nos llama a estar con Él para que no nos perdamos, que no nos alejemos, que permanezcamos unidos a Él.
Nos conoce y ama, quiere que nada ni nadie se pierda de lo el Padre le ha dado. Nos quiere a todos, nos quiere con Él. Nada de perdernos, alejarnos o buscar a otros. Dejemos que Él sea nuestro guía, nuestro Camino, nuestra Verdad, nuestra Vida.
Dame de tu agua, esa que quita la sed.
Haz de mi vida pan para el hambriento
"Esta es la voluntad de mi Padre: que todo el que ve al Hijo y cree en él tenga vida eterna." La voluntad del Padre es que creamos en el Hijo para tener vida eterna. En el alimento de la eucaristía se nutre nuestra fe. En la oración crece nuestro deseo de vivir más en Dios y su voluntad. En nuestra vida mostramos a Aquel en quien creemos.
Inaugurar ya en la historia la eternidad. Vivir lo cotidiano como regalo y oportunidad de ayudar a Dios a construir el Reino. Sabiendo que lo que "diviniza" el tiempo es el amor. Donde hay amor ahí está Dios, en medio de lo humano. "Hágase tú voluntad", es pedirle a Dios que nos entendamos a cada uno de nosotros como difusores de su vida y de su amor. En cada pequeña acción, por simple o anónima que parezca, estamos sembrando semillas de eternidad.
Jesús, te miro y creo en Ti.
Espíritu creador, recrea en el mundo la vida
Jesús, el pan de vida, nos da la esperanza de vencer a la
muerte: "Yo lo resucitaré en el último día". ¡Triunfa la vida!
PAN
Pan para saciar
el hambre
de todos.
Amasado despacio,
cocido en el horno
de la verdad hiriente,
del amor auténtico,
del gesto delicado.
Pan partido,
multiplicado al romperse,
llegando a más manos,
a más bocas,
a más pueblos,
a más historias.
Pan bueno,
vida
para quien yace
en las cunetas,
y para quien dormita
ahíto de otros manjares,
si acaso tu aroma
despierta en él la nostalgia
de lo cierto.
Pan cercano,
en la casa que acoge
a quien quiera compartir
un relato,
un proyecto,
una promesa.
Pan vivo,
cuerpo de Dios,
alianza inmortal,
que no falte
en todas las mesas
( José María Rodríguez Olaizola, sj)
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