Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando las entradas etiquetadas como Domingo IV Cuaresma

Volver a casa

  "Este hijo mío estaba muerto y ha revivido;  estaba perdido y lo hemos encontrado”.   (Lc 15,1-3,11-32).   En el evangelio Jesús revela el corazón de Dios: siempre misericordioso con todos; cura nuestras heridas para que nos podamos amar como hermanos. Dos hijos que muestran la relación con el Padre. Uno, joven, inmaduro, egoísta, autosuficiente y vividor. Renuncia a la compañía de su padre buscando una falsa libertad. Otro, mayor, resentido, egoísta, alejado en la cercanía con el padre. Esclavo de una falsa obediencia . El hijo pródigo somos todos. El hermano mayor también. Ojalá sepamos ser, un poco, como ese padre bueno. Ser hijo es ponerse en sus manos en la debilidad, saberse acompañado en el camino. Nos ama. Hoy recibimos una invitación clarísima a la reconciliación. Podemos perdernos, alejarnos, equivocarnos, pero los brazos de Dios permanecen siempre abiertos y dispuestos a abrazarnos. Dios es siempre un nuevo comienzo. Lo hace todo nuevo....

Te ama tanto

    “ la luz vino al mundo, y los hombres  prefirieron la tiniebla a la luz ”   (Jn 3, 14-21) El pasaje de Juan es un mensaje de esperanza y amor para todos nosotros. Nos recuerda que Dios nos ama profundamente y que envió a su Hijo Jesús para salvarnos. La fe en Jesús es la clave para la vida eterna. No somos conscientes de lo inmenso que es el amor de Dios. Inmenso, gratuito, desinteresado, un amor hasta el extremo... hasta el punto de entregarnos a su Hijo para nuestra propia salvación. Tanto amó Dios al mundo, que acogió lo más alejado para hacerse cercanía. Lo más despreciable para mostrarle su valor. Lo más oscuro para iluminarlo. Lo más perdido para encontrarlo. Lo más imperdonable para salvarlo. Dios ama nuestra completa libertad. "Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él." Juzgar lo que vivimos le toca a Dios. A nosotros nos falta luz. Somos muy primarios y rápidos a la hora de juzgarnos a nos...