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Mostrando las entradas etiquetadas como Creo

A donde ir.

  «¿También vosotros queréis marcharos?»   (Jn 6,60-69). El discurso de Jesús sobre el pan de vida les resultaba escandaloso: cómo se puede comer la carne del Jesús y cómo se puede beber su sangre. El modo de hablar de Jesús resulta duro porque es radical. Hasta sus propios discípulos quieren abandonarlo. El mismo Jesús les pregunta: «¿También vosotros queréis marcharos?» Ante la perspectiva de la cruz muchos abandonan a Jesús. Jesús está animado por el Espíritu y tiene capacidad para entregar la vida, para amar. Los que están animados por el Espíritu son capaces de entregar la vida. De su entrega surge un mundo nuevo y más feliz. Repite con tus labios estas palabras de fe. "¿A quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna" En la fuerza del Espíritu podemos creer y experimentar la vida. Jesús no impone. Deja libertad para marcharse. Quien ha tenido la experiencia de encuentro con él, no tiene a donde ir. Ante las dificultades, ante la verdad, ante las pr...

Tú lo puedes todo.

  "Creo, pero ayuda mi falta de fe."   (Mc 9,14-29). Lo primero es creer, saber que él es quién nos da la salvación, lo segundo es darnos cuenta que necesitamos crecer en la fe, en la relación de confianza con aquel que nos ama hasta el infinito y que camina con nosotros en todo momento de la vida. El actuar de Dios en nuestra vida parece depender de nuestra propia fe. Cuando el padre del joven endemoniado le pregunta a Jesús: Si puedes... a lo que Jesús responde: "¿que si puedo? Todo es posible al que tiene fe". "Creo, pero ayuda mi falta de fe." Esa humilde respuesta nos representa a todos. Queremos creer, queremos amar, queremos confiar y cuidar al otro. Desear el bien está a nuestro alcance. Realizarlo no. Nuestros días pasan en ese ejercicio constante de querer expandir nuestras vidas. Y al mismo tiempo la realidad se encarga de replegar muchos de nuestros sueños y aspiraciones. Se encoge el corazón, nos rodean los miedos. Aumenta nuestra fé Jesu...

Para vivir

  "Yo soy la resurrección y la vida:  el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá."   (Jn 11,19-27). Marta y María eran dos hermanas unidas no solo por su parentesco de sangre, sino también por sus sentimientos de piedad; ambas estaban estrechamente unidas al Señor, ambas le servían durante su vida mortal con idéntico fervor. Marta lo hospedó. San Agustín Marta, María y Lázaro eran hermanos; mientras hospedaban al Señor en Betania, Marta le servía con solicitud, María le escuchaba piadosamente y con sus ruegos impetraron la resurrección de su hermano. «Marta, Marta, andas inquieta y preocupada con muchas cosas; solo una es necesaria. María, pues, ha escogido la parte mejor, y no le será quitada». ( Lc 10, 38-42) Marta de Betania es acogedora y hacendosa, preocupada siempre de servir hasta donde alcanzan su responsabilidad y sus fuerzas. Por llenarse de atenciones se pierde la atención a la palabra del Amigo. El Señor alaba su esfuerzo en el servicio pero aún ...