«¿También vosotros queréis marcharos?» (Jn 6,60-69). El discurso de Jesús sobre el pan de vida les resultaba escandaloso: cómo se puede comer la carne del Jesús y cómo se puede beber su sangre. El modo de hablar de Jesús resulta duro porque es radical. Hasta sus propios discípulos quieren abandonarlo. El mismo Jesús les pregunta: «¿También vosotros queréis marcharos?» Ante la perspectiva de la cruz muchos abandonan a Jesús. Jesús está animado por el Espíritu y tiene capacidad para entregar la vida, para amar. Los que están animados por el Espíritu son capaces de entregar la vida. De su entrega surge un mundo nuevo y más feliz. Repite con tus labios estas palabras de fe. "¿A quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna" En la fuerza del Espíritu podemos creer y experimentar la vida. Jesús no impone. Deja libertad para marcharse. Quien ha tenido la experiencia de encuentro con él, no tiene a donde ir. Ante las dificultades, ante la verdad, ante las pr...