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Mostrando entradas de 2018

Él es la Palabra, la Vida y la Luz.

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“El Verbo se hizo carne”.   (Jn 1, 1-18) Frente a tantas palabras, la Palabra. Nada más, nada menos. ¡Seamos testigos de la Luz! ¡Su casa de acogida es María! Vayamos hasta ella para encender el pábilo de nuestras vidas en la gracia y verdad del Hijo Encarnado. La Palabra se hizo carne, para hablar en gestos y profetizar amores. Se hizo frágil, para romper certidumbres y derribar fortalezas. Se hizo niño para crecer aprendiendo y enseñar viviendo. Se hizo voz, en el llanto de un crío y en las promesas de un hombre. Se hizo brote que en el suelo seco apuntaba hacia la Vida. Se hizo amigo para anular soledades y trenzar afectos. Se hizo de los nuestros para enseñarnos a ser de Dios. Se hizo mortal, y atravesando el tiempo nos volvió eternos. José Mª Rodríguez Olaizola, sj UN AÑO MÁS Vida. Un año más. Preocupación. Un año más. Alegría. Un año más. Encuentro. Un año más. Desencuentro. Un año más.

Mirar a la vida

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" Su madre conservaba  todo esto en su corazón.  Y Jesús iba creciendo en sabiduría,  en estatura y en gracia ante Dios  y ante los hombres"  (Lc 2, 41-52) Cuántas veces para entender a Dios se necesita tiempo y perspectiva. Día de la Sagrada Familia. Siendo Dios, Jesús podría haberse encarnado con 30 años, haber venido en un OVNI, haber sido criado por ángeles... Pero no, para ser auténticamente humano, necesitó una familia. ¿Quieres ver la humanidad de una sociedad? Mira cómo es su familia La familia es la primera escuela, la primera iglesia, la primera comunidad, la primera patria. Nos provee de valores, de hábitos, nos da identidad, referencia, cultura... Los que viven juntos, comen juntos y aprenden a convivir por amor, tienen el maravilloso don de ser familia. La familia: lugar de la amistad, del afecto, de la cercanía, de la verdadera alegría. Defendamos siempre la familia. Es el nido del amor La familia es el

He visto la Luz

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“Luz para alumbrar a las naciones”. (Lc 2, 22-35). Jesucristo es la revelación definitiva de Dios, la plenitud de su amor. Es también la luz verdadera que pone al descubierto nuestro pecado e ilumina el camino de nuestra liberación. Jesús pasa inadvertido. No todos se dan cuenta en el templo de su presencia. Los sacerdotes, demasiados ocupados con los ritos que deben realizar, no advierten nada en especial. Solo el anciano Simeón y la anciana Ana se dan cuenta. Movido por el espíritu, Simeón toma en su brazo a Jesús, cosa que solo le corresponde al sacerdote y él no lo es. Con lo que nos está dando ejemplo de que la fe ha de estar por encima de las normas ya hechas. Y nos recuerda, además, que el Hijo de Dios acude siempre a la cita para que cada cual le tienda los brazos y se funda estrechamente con Él, pues para encontrarse con Dios hay que poner todo el corazón en ello. Las citas con Cristo ponen siempre los corazones al descubierto, a plena luz. 

Inocentes

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"Levántate, toma al niño  y a su madre, huye a Egipto".   (Mt 2, 13-18) Cristo ha nacido y Dios está con nosotros. No podemos eludir la elección: o estar con Él, sirviendo a la luz y dando la vida, o contra Él, buscando en exclusiva nuestro interés, y sembrando la muerte y la oscuridad (para los demás, pero también para nosotros mismos) En la fiesta de los Santos Inocentes empezamos a entender la lógica del Niño nacido en Belén. En la muerte de los niños de Belén brilla la luz y triunfa la vida, porque Dios ha mirado nuestra humillación, y ha derribado del trono a los poderosos y ha enaltecido a los humildes. Los poderosos siguen oprimiendo a los pequeños. Los ricos medran a costa de los pobres. Los que resultan incómodos son perseguidos, rechazados, excluidos o eliminados. Una historia del pasado: los poderosos y los inocentes. Crueldad. Rabia. Ensañamiento. Violencia. Frialdad. Prepotencia. Llanto. Dolor. Desc

El discípulo amado

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  “El otro discípulo  corría más que Pedro;  se adelantó  y llegó primero al sepulcro”  (Jn 20, 1 a. 2-8) Un recién nacido al que una mujer envuelve en pañales. Un sepulcro abierto y las vendas del sudario enrolladas cuidadosamente. Al inicio, en Belén, un puñados de pastores, pobres de corazón, glorificaban a Dios por lo que habían visto. Y al final, en el sepulcro, el discípulo a quien Jesús amaba vio y creyó. Como veis, hacen falta muy pocas cosas para que nazca la fe...., pocas cosas, pero infinitas como el corazón y el amor y, profundas, como el calor de una mujer y el silencio del misterio. El discípulo amado, Juan, cuya fiesta celebramos hoy, entró y vio:!vio y creyó! VIO Y CREYÓ Porque corría más veloz, vio y creyó. Porque escuchó los latidos de su corazón, vio y creyó. Porque fue objeto de su amor, vio y creyó. Porque fue testigo de su dolor, vio y creyó. Un momento después, exclamará María con todo su corazón y con todo el ímpetu de

“Lleno de fe y del Espíritu Santo” y “lleno de fortaleza”.

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“No seréis vosotros los que habléis, sino el Espíritu de vuestro Padre”.   (Mt 10, 19-20).    Nace Jesús, el príncipe de la paz, y en torno a Él surgen la persecución y el martirio. ¡Qué misterio! Al día siguiente de la Navidad la Iglesia celebra la fiesta del primer mártir cristiano: San Esteban. El primer hombre de esta nueva etapa del Nuevo Testamento en quien mejor llegó hacerse carne y sangre la Palabra. De la ternura que trae El Niño-Dios pasamos a la dureza que conlleva ser testigo del Verbo hecho carne.  Apenas estamos celebrando el inicio de la vida y ya nos encontramos con la muerte de san Esteban.   Es la manera de recordarnos que para el cristiano el sufrimiento y la muerte no tienen la última palabra en la vida porque el Dios que nace en la debilidad de nuestra carne es también el Cristo, Señor de la vida y de la muerte! En un mundo donde Dios no pinta (casi) nada, dar la cara por Él es un acto de rebeldía y profetismo. ¡Gracias, Esteban, po

Es una locura

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“El Verbo se hizo carne  y habitó entre nosotros”. ( Jn 1, 1-18) "Ha Aparecido la bondad de Dios y su amor al hombre" Ya existía desde el principio pero el hombre no la percibía, ahora ha aparecido, se nos ha hecho comprensible en la imagen de un niño recién nacido acostado junto a su madre. La bondad y el amor expresados, traducidos, hecho vida: "La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros" ¡Qué bien comprendemos tu cercanía en los ojos tan limpios de ese niño! ¡Qué bien nos llega la Buena Noticia de la salvación al ver nuestra carne tomada tan en serio! ¡Qué manera de decirnos con la imagen de María que hay ya un camino abierto para seguirle! ¡Qué Palabra la tuya tan bien dicha! Que la alegría que trae este Niño-Dios empape tu corazón y lo noten todos los que te rodean. ¡Feliz Navidad! ¡Feliz Encuentro! Feliz Navidad Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz para los amados de Dios: paz para los pequeños, los humild

Benedictus

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“Nos visitará el Sol  que nace de lo alto”   (Lc 1,39-45) Esta oración del "Benedictus" es uno de los cantos más hermosos de alabanza a Dios: Bendecir y alabar a Dios en todo momento y ocasión porque ha venido a quedarse a nuestro mundo para siempre. La ternura del corazón de Dios ha bajado de lo alto para disipar las sombras de muerte. Sí, ha nacido el día; sí, esta noche santa contemplaremos a nuestro Dios en la ternura y fragilidad de nuestra carne. Esta noche no la debemos dormir: cantemos, bailemos, comamos, todos juntos porque Dios va a nacer. Esperar es belleza. La espera acopla las inquietudes del alma y las orienta hacia la luz con colores vivos. Cuando se ofrece la oportunidad de aprender a esperar, es preciso aprovecharla. Son muchas las virtualidades de la espera. El Señor está por llegar. Noche de paz. Familias que se reúnen para cenar y celebrar. Villancicos, alegría, y un corazón dispuesto para el Amor. Noche en que la l

El señor llega

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«¡Bendita tú entre las mujeres,  y bendito el fruto de tu vientre!»  (Lc 1, 39-45) Que en los días que vamos a celebrar, el Espíritu de Dios hecho niño, llene la tierra de bendiciones, y nos traiga a cada cual aquello que más necesitamos: paz, consuelo, alegría, esperanza, fortaleza... Señor Jesús, a las puertas de la Navidad, mi corazón te aguarda con esperanza. Ven a sanar a los heridos de la vida, a consolar los corazones afligidos. Ven a pacificar nuestro mundo violentado, a cambiar la suerte de los pobres. A poner luz en nuestra oscuridad. La entrega generosa, sin pretensiones ni egoísmos, nos ofrece una felicidad sin límites. ¡Atrévete a experimentarla con quienes te rodean! ¿Quién soy yo para ser visitado y amado? Respira tu humilde grandeza de hijo. Toma aliento para rematar el Adviento con un cambio natural y gratuito del corazón. El Señor llega y sólo podemos asombrarnos y unirnos a Él, para realizar sus obras de justicia y de p

Magnificat

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“Proclama mi alma  la grandeza del Señor,  se alegra mi espíritu  en Dios, mi salvador…”   (Lucas 1, 46-56).   Sueña, no te canses de soñar, de creer que todo puede ser diferente, que el mundo, la gente, lo que te rodea, puede cambiar. La utopía siempre es el motor que nos mueve. A María, la mujer de ojos nuevos, le brota la alabanza, la alegría, la gratitud ante el obrar sin medida de Dios. Sus palabras orantes reflejan el Rostro de un Dios humano, metido en la historia de la Humanidad, siempre al lado de los pobres. Suena a revolución. El canto que entona María recoge la conmovedora fidelidad de Dios que viene a exaltar a los despreciados de la tierra. Es el himno de los pobres que ven realizado sus sueños. "Si quitásemos la pobreza del Evangelio, no se entendería nada del mensaje de Jesús" (Papa Francisco). ¡Qué difícil es tener hambre de Dios cuando estamos rodeados de tanto materialismo y satisfacciones inmediatas! Busquemos