“Jesús, ten compasión de mí… «Maestro, que pueda ver». Jesús le dijo: «Anda, tu fe te ha curado». Y al momento recobró la vista y lo seguía por el camino” (Mc 10,46-52). Es un ciego el que grita. Está al borde del camino. Su grito molesta a los que van por el camino. Pero él grita mucho más para que lo oiga Jesús. Haz silencio para escuchar las voces de los sin voz. Hay necesidades a tu alrededor que están esperando unos oídos que escuchen. Te grito y Tú me escuchas. Tu escucha abre mi oído para escuchar otros gritos que vienen de las orillas de los caminos. El mendigo ciego Bartimeo, está al borde del camino. Pobre, sin vista y al margen de la sociedad. Jesús pasa cerca y lo oye. Le grita para que lo atienda. Grita por encima de los que quieren callarlo. Quiere recobrar la vista. Ver con ojos de fe para conocer la realidad. «Jesús, ten compasión de mí» Cuantas veces en nuestro caminar, el sufrimiento hace que no lo veamos, nos si...