"Si tuvierais fe como un grano de mostaza“     (Mt 17, 14-20).   Si «La fe mueve montañas», de aquí viene el dicho. Pero, ¿cómo está tu fe? ¿Está de vacaciones? La fe, pequeña como un grano de mostaza, hará posible que 'la montaña', que nos aturde, se convierta en monte de encuentro con Él y con nosotros mismos. No perdamos la fe, dejémosle sitio a Él en nuestras 'montañas' de cada día. Si el amor no es amor incondicional, el llamado amor sólo es engaño, y sólo nos herirá y frustrará. Si la fe no es fe que toque el corazón, lo transforme y lo convierta, hablamos de un sucedáneo que no es fe, nos engríe y emponzoña. Y, sin fe y sin amor... seguiremos perdidos. ¿Cuántas veces has visto realizarse lo que has pedido con fe? ¿Cuántas veces has pedido de verdad algo con fe? Con fe confiada en el Padre, dice Jesús, "nada es imposible" Padre Celestial, mi vida está en tus manos. Ayer hoy y por siempre, estoy segura y confiada en ti. Señor, ayú...