“El que no está conmigo está contra mí; el que no recoge conmigo desparrama." (Lc11,14-23). El demonio, el diablo es el que divide. El que daña y enfrenta. Confundir el mal con el bien es distorsionar la verdad, vivir lejos de Dios. Jesús actúa con el dedo creador de bien. Echa demonios y fortalece la vida. Estamos llamados a seguirle y ponernos de su lado. «El que no recoge conmigo desparrama» Cuanto más nos empeñamos en mostrar las divisiones internas, menos testimonio de una vida de unidad damos. Olvidamos que no es nuestra vida la razón de la fe, sino la invitación al mundo a no tener miedo de encontrarse con quién nos ama. No caben posturas intermedias: estás a favor o en contra; con él o contra él. Participar de la misión de Jesús implica adherirse a Él y recoger para no desparramar. No son posibles las medias tintas: o con Jesús, o contra Él. ¿Soy seguidor de Jesús en cada momento, o le sigo el juego al diablo? Estar contigo. ...