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Mostrando las entradas etiquetadas como tradición

No olvidemos el corazón

  “Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí.” .  (Mc 7, 1-13) Estas palabras ponen de manifiesto la decepción que provoca la incoherencia humana, cada vez que anteponemos nuestras costumbres y leyes a la voluntad de Dios. Él ama a cada persona por encima de las leyes; nosotros, por el contrario, solemos preferir nuestras tradiciones. "El culto que me dan está vacío". La famosa frase "siempre se ha hecho así" no deja hueco al Espíritu. Déjate llenar y sorprender por Él. Todo lo llena de sentido. ¿Nos preocupamos más por las apariencias externas que por la condición de nuestro corazón? ¿Estamos priorizando tradiciones humanas por encima de los principios bíblicos? Una religiosidad sin Dios es una creencia hueca, vacía, estéril. Cultos, ritos, normas o leyes, que no ponen en el centro el bien común y personal, honran en apariencia, los labios, pero la afectividad, el corazón, está muy lejos.   Que nuestra relación con Dios ...

Deja las máscaras

  “Dejáis a un lado el mandamiento de Dios  para aferraros  a la tradición  de los hombres".   (Mc 7, 1-13).    Los fariseos y escribas ven que los discípulos comen con manos impuras. Una norma de la tradición y a la que se aferran. Jesús les responde desde la profecía de Isaías. "Su corazón está lejos de mí" . A veces la hipocresía llama a nuestras vidas y es un fuerte repelente de la cercanía de Dios. Deja las máscaras, Dios conoce tu corazón y te quiere así... y te sueña mejor cada día... Lo importante no está en lo que se dice, sino en el corazón que hace lo que Dios quiere. Es mucho más cómodo vivir cumpliendo normas y leyes, que comenzar cada día preguntando a Dios cuál es su voluntad. Eso le preocupa a Jesús: cambiar a Dios por la idolatría de la tradición, por la costumbre, por el "siempre se ha hecho así" . El mismo Jesús nos recuerda, "vino nuevo, en odres nuevos" o "hago nuevas todas las cosas". Cuantas veces porque siemp...

Culto vacío

  “Dejáis a un lado el mandamiento de Dios  para aferraros a la tradición de los hombres”.   (Mc 7, 1-13).     A Dios no se llegue por los labios sino por el corazón. A Dios no llegamos por los “ritos”, sino por lo que “vivimos” a través de los ritos. A Dios no llegamos por lo que “leemos”, sino por la “respuesta que damos a su palabra”. A Dios no llegamos “por lo hacemos” sino “cómo lo hacemos”. Podemos lavarnos las manos a cada momento. Pero ¿de qué sirve lavarnos las manos, si seguimos con un corazón sucio? ¿De qué nos sirve tener las manos limpias, si no lavamos el corazón? Sin el cambio del corazón el “culto queda vacío”. Si algo nos hace daño es la hipocresía. Construir nuestra vida en la apariencia, en la imagen, olvidando cómo estamos por dentro. Es un culto vacío y una vida vacía el diferenciar el cuerpo y el alma. El dualismo que nos rompe y dispersa. Jesús echa en cara a los fariseos el haber reducido la relación con Dios a una lista...