“Si no os volvéis a Dios, también moriréis” ( Lc 13, 1-9) Deja de preocuparte de la relación de los demás con Dios. Deja de darte golpes en el pecho por los “malos cristianos” que son los demás. E interésate por tu propia conversión. Que seguro que también la necesitas. Definitivamente, la resistencia al cambio, en todos los órdenes de la vida, es una característica de las personas. ¡Cuánta paciencia nos debemos a nosotros mismos y nos tiene Dios! Suplicar misericordia para uno mismo es algo que ocurre con mucha frecuencia. Es humano. Lo que es poco habitual es tener paciencia y misericordia hacia los demás. Quien lo hace tiene un comportamiento semejante al de Dios. "Déjala todavía este año; yo cavaré alrededor y abonaré la higuera, a ver si da fruto". Gracias por tu paciencia, Señor. Que yo también sepa tener paciencia con los demás como tú la tienes conmigo. Jesús nunca da a nadie por perdido. Siempre hay nuevas ...