"Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios." (Mt 5,1-12). Hoy celebramos el gran deseo que tiene Dios de vernos a todos felices y viviendo en plenitud. Eso es la santidad. Mucho más la iniciativa de Dios, que mérito humano. Hoy reconocemos que a lo largo de la historia son muchos los hombres y mujeres que han prestado su humanidad para que Dios la modele, y han cantado las maravillas que ha hecho en su pequeñez y vulnerabilidad. Todos somos santos a los ojos de Dios. Nos falta creerlo. Es un día de mucha alegría, de esperanza al saber que muchos como nosotros han vivido con radicalidad el Evangelio. Son bienaventurados, muchos han hecho de su corazón algo limpio desde el que mirar el mundo para ver a Dios, para dar testimonio de Él. Bienaventurados, discípulos, testigos, generosos, humildes, entregados, fraternos... santos. Jesús propone el estilo de vida de los suyos, de los que aspiran a la santidad. Las bienaventuranzas son un mensaje de...