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Sin medida

  "Sed misericordiosos  como vuestro Padre es misericordioso."   (Lc6,36-38). En un mundo violento la gran desterrada es la misericordia. Y eso es lo que, precisamente, nos pide el Señor: "sed misericordiosos". No se trata de ser diferentes o de ir contracorriente. Se trata de parecernos Dios Padre, el lleno de misericordia. Los hijos se parecen al Padre. Vivir a Cristo es la gran tarea de la Cuaresma y mientras nos dediquemos a juzgar, a no perdonar, a alejar al otro de la Iglesia, no estaremos anunciando el Evangelio, ni a llevar la Verdad a quienes quieren conocerla. “Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso”. La medida del Señor es un amor sin medida que abraza a todos desde la Cruz. Pidámosle que nos conceda un corazón misericordioso como el suyo. La fuente de la misericordia es Dios. Necesitamos beber de ella para evitar juicios y condenas. Para aprender a perdonar. La medida que se nos regala es generosa, colmada, remecida y rebosa...

La viga

  «La medida que uséis, la usarán con vosotros» .    (Mt 7,1-5)   No nos damos cuenta que mientras criticamos a los demás perdemos un tiempo que deberíamos dedicar a hacer el bien, a corregir al hermano para que se sienta parte de la comunidad y no excluido de ella y nosotros ver con la claridad de Dios «No juzguéis, para que no seáis juzgados» El juicio plantea desnivel en las partes. Una se sitúa por encima de la otra. Desde una posición de superioridad, dominio o poder. Se cree en posesión de una verdad que no tiene. Impone un modelo de actuar subjetivo y avasallador. Parte de una falta de autocrítica. Tenemos que hacer que nuestra mirada cambie, que sea benévola con el hermano y exigente con nosotros. Dejemos que el otro también nos mire, nos valore, nos ayude, nos corrija. "Sácate primero la viga del ojo; entonces verás claro y podrás sacar la mota del ojo de tu hermano". Aprendamos a mirar al prójimo   con sus ojos, para conocerle mejor, para a...