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Mostrando las entradas etiquetadas como Viernes Santo

¡He cumplido!

  "Jesús dijo: «Está cumplido».  E inclinando la cabeza,  entregó el espíritu."   (Jn 18,1-19,42). Mirar a la Cruz. Hasta las palabras sobran. Es suficiente con lo que ven nuestros ojos y siente nuestro corazón. Cristo crucificado… ¿sabes cuánto te quiere Dios? Señor, ayúdanos a contemplar tu cruz con fe y a seguirte con un corazón fiel v entregado. «¿No eres tú también de sus discípulos?» El momento de la soledad, cuando no sabemos acompañar al que sufre, ni siquiera con el silencio somos capaces de estar sentados a su lado. Es el momento de la negación cuando a aquel que nos ha amado, no le devolvemos el amor que nos da El Señor en la cruz lo da todo: nos da su perdón ("Perdónalos porque no saben lo que hacen" ), nos da su vida ("inclinando la cabeza, expiro" ), y nos da la herencia más valiosa, a su propia madre: "Ahí tienes a tu Madre. Y desde aquella hora el discípulo la tomó como cosa suya". Es una entrega total, sin...

¡He cumplido!

  “«Está cumplido». E inclinando la cabeza,  entregó el espíritu.”    (Jn,18,1-19,42). “Este árbol, de dimensiones celestes, ascendió de la tierra hasta los cielos. Planta inmortal fijada entre el cielo y la tierra. Es el punto de apoyo fijo del universo, el punto de reposo de todas las cosas, cimiento del orbe, eje cósmico. Resume en él y en una unidad la multiplicidad de la naturaleza humana. Está sujeto por clavos invisibles del espíritu para no soltarse de su unión con lo divino. Toca las supremas alturas del cielo y con sus pies consolida la tierra y abarca con sus brazos inconmensurables la atmósfera ancha e intermedia" . Himno anónimo (siglo IV). La cruz no es sólo expresión de la mayor injusticia, es expresión, por su amor, de la máxima entrega y del darse por completo. Nuestra Salvación pasa por permanecer junto a la cruz de Jesús y por permanecer junto a todos los crucificados de hoy, los pobres, los heridos, los enfermos, los descartados. Mire...

¡He cumplido!

  «Mirarán al que traspasaron»   ( Jn18,1-19,42) El reino de Dios tiene unos rasgos que comprendemos: La traición de los amigos; la violencia no es respuesta; la negación de los convencidos; el silencio ante la condena; ser contado entre los criminales; la muerte por fidelidad a la verdad y al amor. «Aun siendo Hijo, aprendió, sufriendo, a obedecer» Muchas imágenes pasan por nuestra cabeza, pero ninguna como la de la libertad del que acepta el plan salvador de Dios, fiel a la voluntad del Padre y aceptando que el dolor lleva al amor y no se queda en el vacío del sufrimiento. Crucificado. Es el final... eso parece. Hundido, agotado, lleno de heridas, humillado... Los brazos abiertos en la cruz para abrazar a todo hombre y mujer de este mundo y de la historia. Todos tenemos un sitio en ese corazón abierto. Hoy sigue habiendo muchos calvarios que hay que denunciar. Nuestra vida tiene muchas piedras en el camino, muchos momentos dolorosos, infinidad de cruces. Sabemos ...