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Mostrando entradas de julio, 2017

Se espera nuestra colaboración.

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“El reino de los cielos  se parece a un grano e mostaza” (Mt 13,31) Jesús pone los ojos en lo pequeño, en lo que no cuenta y lo elige para hablar de la presencia del reino, que está comenzando a llegar: su presencia es por ahora germinal; su apariencia, como la de la semilla y la levadura, es insignificante, pero lleva dentro una fuerza transformadora, que ha prendido ya en la historia, y su crecimiento es irreversible.  Intuyo tu presencia en mí, Señor. Entro en mi corazón donde solo Tú me ves.  Hago silencio para oír tu voz.  Callo para decirte mi amor. Hoy se nos pide discernimiento para descubrir lo que en verdad vale la pena y dedicar nuestras fuerzas para lograrlo.  festividad de san Ignacio nos recuerda la necesidad que tiene de nosotros el Reino.  Se espera nuestra colaboración.  La iniciativa es del Señor y de nuestra fe en Él.  Discernir lo verdaderamente importante es tener claro:  «¿De qué nos sirve ganar todo el mundo si perdemos el al

Mi único tesoro

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El Reino de Dios es el Más Preciado Tesoro ¿Qué es lo realmente importante en nuestra vida?  ¿Dónde se asienta nuestra auténtica y permanente alegría?  ¿Es en Dios, en su reino, en el amor y misericordia   que él nos muestra en Cristo su Hijo? ¿Cuál es mi actitud ante el tesoro que Dios me ofrece? El evangelio me invita a irlo descubriendo y valorando. A dar gracias por este regalo. A convertirlo en el mayor motivo de alegría y felicidad.  Y a organizar toda la existencia a partir de la luz que de él recibo. Deja que tu fe sea más grande que tu miedo:  ¡sal y comparte la Buena Noticia con los demás! Señor, dame un corazón lleno de sabiduría, como el corazón de María, que sepa elegir la justicia y la bondad; un corazón enamorado, como el corazón de María, que te ame a ti con toda el alma; un corazón generoso, como el corazón de María, que sepa renunciar a todo, para tenerte y disfrutarte a Ti. Haz que valore cada vez más la riqueza incalculable de tu amor

¡Ha triunfado la vida!

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“Sí, Señor, yo creo que tú eres el Hijo de Dios” (Jn 11,27)  Marta es una mujer práctica.  Sabe estar.  Hoy espera a Jesús junto al sepulcro.  Sabe que acudirá.  Aun cuando le diga que ha tardado demasiado... que Lázaro ya lleva tres días muerto...  Sabe, cree y manifiesta que Dios lo puede todo.  Cree en Jesús.  Es su amigo y sabe que no le fallará.  Confía en Él pase lo que pase.  Su confesión de fe fue un acto público... más de uno se sonreiría. - Señor, sé que todo lo que pidas a Dios te lo concederá. La fe es la respuesta a la vida que Jesús entrega a la humanidad.  La muerte ya no tiene la última palabra.  ¡Ha triunfado la vida!  Cuando el miedo te atenace, cuando las dificultades te arrastren hacia abajo, cuando tu lenguaje esté teñido de pesimismo, recuerda que ha triunfado la vida. Creo en ti, Padre, dador de vida.  Creo en ti, Jesús, dador de vida.  Creo en ti, Espíritu Santo, recreador de toda vida

¡Prepárale tu tierra!

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“Lo sembrado en tierra buena  significa  el que escucha la palabra  y la entiende;  ése dará fruto”   (Mt 13, 23).   Muchas veces nos puede más el «tener» o el «parecer» que el «ser».  Hacemos muchas cosas y nos desvivimos por los demás.  En medio de esta actividad olvidamos lo fundamental: dar vida. Cuando hay amor, preparamos la tierra de nuestro corazón.  El esfuerzo que ponemos es importante.  Dios envía la lluvia y tarde o temprano la tierra da fruto. - Señor, ayuda a mi voluntad para que mi tierra dé fruto abundante. Dios quiere sembrar la semilla de la vida en el jardín de tu corazón ¡Prepárale tu tierra!  Acoge este consejo de san Juan de la Cruz:  “Adonde no hay amor, pon amor y sacarás amor”.  Cuando quiero juzgar,  Tú sales a mi encuentro con la gracia.  Cuando me enfurezco ante las debilidades de los demás,  Tú me invitas a la paciencia.   Cuando me brota el rencor,  Tú siembras en mi corazón el amor.   

El Señor es amigo de dar

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“Al que tiene se le dará y tendrá de sobra”   (Mt 13,12)    El evangelio de hoy nos presenta un Dios activo que entra en nuestras vidas y nos quiere tomar de la mano.  A través de las cosas ordinarias nos muestra quiénes somos y qué debemos hacer.  La Palabra nos pide un cambio de vida.  Esta escucha de la Palabra nos recuerda que Dios está a nuestro lado y nos pide que creamos y nos dejemos guiar por ÉL. - Señor, que sepa entender lo que quieres de mí. Dios se hace torrente para quien se hace capacidad.  El gozo de Dios es que todo ser humano viva en plenitud.  Pon tus dones en una mesa común para que todos puedan beneficiarse.  El manantial de Dios que hay en tu corazón nunca se agotará. ¿Quién más amigo de dar, que tú, Señor, si tienes a quién?  Abre mi corazón a tus dones.  Quédate, Señor, que se hace ya tarde, que el camino es largo y el cansancio grande. Quédate a decirnos tus vivas palabras que aquietan la mente y encienden el alma.

Siembra...

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“Salió el sembrador a sembrar”   (Mt 13,3)   Los diferentes terrenos a los que alude la parábola podemos encontrarlos dentro de nosotros.  Pasamos tiempos de sequedad interior y cualquier motivo es bueno para dejar la oración.  Otras veces sentimos que la semilla de la Palabra ha arraigado en nosotros, pero la vida nos trae muchas preocupaciones y las buenas intenciones desaparecen. Por gracia de Dios un buen día sentimos que el mensaje ha arraigado. La Palabra nos presenta el rostro glorioso de Jesús, que sigue saliendo a sembrar su amor a la humanidad con la ilusión de un sembrador.  Prepárate con el silencio para la escucha de la Palabra. Prepárate con la soledad para la comunión con Jesús. Abro mi corazón a tu semilla, Señor,  y me quedo a la espera de que florezca.        - Gracias, Señor. Siembra, lo importante es sembrar -poco, mucho, todo - el grano de la esperanza. Siembra tu alegría, para que resplandezca a tu alrededor. Siembra tu energí

Dar a conocer el tesoro de la fe

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“El hijo del hombre ha venido  para servir y dar su vida”  (Mt 20,28)    ¡Qué bien describen a Jesús estas palabras!  Vino para dar vida a todos.  Dio vida sirviendo a todos.  Imagina a Jesús a tu servicio, dándote lo mejor.  Asómbrate de la locura de ese amor. No sé qué decir, Señor.  No sé casi nada.  Solo sé que me amas con un amor que no termino de entender. Santiago,  como todos los apóstoles, es mensajero del Evangelio.  Según dice la tradición, evangelizó España, en medio de toda clase de dificultades.  Hoy es un buen día para dar gracias a Dios por el tesoro del Evangelio, anunciado por Santiago y por los cristianos que tomaron y transmitieron la antorcha de la fe hasta llegar a nosotros, una antorcha que tenemos que seguir transmitiendo.    Señor Jesús, Tú me llamas, como llamaste a Santiago, cuando estaba en la barca con su padre y su hermano. Y yo quiero responderte como él, sin excusas, sin dejarlo para mañana; quiero respon

Fe y signos

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“Ellos se convirtieron  con la predicación de Jonás,  y aquí hay uno que es más que Jonás”   (Mt 12,41)    A veces los no creyentes son mejores que los que se precian de ser fieles a Dios.  No basta que el agua rodee la piedra, hace falta que penetre en su corazón para que sienta la humedad por dentro.  Intenta aprender de todos los que viven a tu alrededor, también de los que han abandonado la práctica religiosa. La fe es una adhesión total y absoluta a la persona de Jesús.  Si dependemos de autoridades o signos externos corremos el riesgo de sentirnos ridículos ante la seguridad de los que poco o nada aprecian la religión.  Dios se hace presente en el susurro de nuestros momentos de oración y en la seguridad de haber obrado en conciencia. - Señor, quiero tenerte presente a lo largo del día. Todos son señales de tu amor,  cuando miro la vida con ojos limpios.  Ninguna señal me basta,  cuando tengo el corazón cerrado.

Deja a Dios el separar los buenos de los malos

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T e damos Gracias, Dios Bueno y Misericordioso, porque Tú nos entregas tu Reino de Vida y Salvación. Te damos Gracias porque tu Paciencia es infinita y porque tu Misericordia para nosotros es eterna. Gracias, Dios Padre Bueno y Misericordioso, porque Tú nos miras siempre con gran Ternura y nos invitas cada día a ser ciudadanos de tu Reino. ¡Ayúdanos Tú a ser siempre constructor infatigables de tu Reino de Vida y Salvación en medio del mundo, y nunca dejes de recordarnos el poder de lo pequeño! Tú nos recuerdas hoy que no se puede despreciar a una semilla por su tamaño, porque en ella hay una potencialidad asombrosa, si contamos Contigo. Ten Misericordia de nosotros y ayúdanos cada día a no sentirnos superiores ni mejores que los demás, a no despreciar jamás a ningún hermano nuestro, a no condenar nunca a nadie que nos haga daño, y a no convertirnos nunca en jueces de los demás, pues sólo Tú tienes poder para juzgar a cada persona. Ayúdanos Tú a no tolerar jamá

Evangelizadora

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“Jesús le dice: ¡María!  Ella se vuelve y le dice: ¡Rabboni!,  que significa: ¡Maestro!”   (Jn 20,16)    María Magdalena vive en el pasado y por eso no reconoce a Jesús. Jesús llama a María por su nombre y ella reconoce su voz. Al esposo le responde la esposa.  El lenguaje nupcial expresa la relación de amor que une a la comunidad con Jesús. ¿Cómo llamas a Jesús en tus encuentros con Él? Lo mío es tuyo, mi Señor. Lo tuyo es mío, mi Señor. Juntos hacemos el camino, mi corazón en el tuyo.  Jesús Resucitado quiere que le descubramos en cada situación por nueva o poco corriente que sea.  El encuentro con Jesús siempre nos empuja a los hermanos. Los momentos de intimidad en la oración o en la Eucaristía son el equipaje que necesitamos para darle a conocer. María Magdalena lo, entiende y se convierte en evangelizadora . - Señor, ayúdame a crecer en el amor. Señor, tú expulsaste siete demonios de María Magdalena y, hoy, ahuyentas de mi corazón

La puerta de la Misericordia

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“Quiero misericordia y no sacrificio” (Mt 12,7)   Danos entrañas de misericordia ante toda miseria. Inspíranos el gesto y la palabra oportuna ante el hermano.. Tener los pies en el suelo y el corazón atento al Señor nos evitará caer en el legalismo. Cuanto hagamos debe tener presente que el Señor quiere misericordia, amor y alegría antes que sacrificios o prácticas sin corazón.  El hambre de los discípulos exime de toda ley. El hambre espiritual y material de nuestro mundo nos exige creatividad e implicación. Sobran las palabras. - Señor, que mi estilo de vida me permita ser solidario. Dios tiene siempre abierta la puerta de su entrañable Misericordia. Sale al encuentro de toda debilidad humana.  “Jesucristo es el rostro de la misericordia del Padre.  Lo que movía siempre a Jesús era la misericordia.  Sólo quien ha sido acariciado por la ternura de la misericordia conoce verdaderamente al Señor”  (papa Francisco). Dedica hoy algo de tu tiempo

Sólo en Dios descansa mi alma

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“Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré”   (Mt 11,28)    El «yugo» del Señor consiste en cargar con el peso de los demás por amor . Se nos llama a convertirnos en descanso y consuelo para los hermanos.  La mansedumbre y la humildad del corazón nos ayudan no sólo a cargar con el peso de los demás, sino también a no cargar sobre ellos nuestros puntos de vista personales, y nuestros juicios, nuestras críticas o nuestra indiferencia. - Señor, dame un corazón semejante al tuyo. Cambian los tiempos, pero siguen siendo muchos los que, a pie descalzo, con el corazón roto, se acercan a Jesús. En esos encuentros ocurren muchos milagros cada día.  Jesús siempre está contigo.  Cuando no puedes más, está contigo. Cuando todo te sale mal, está contigo. Cuando todo te sonríe, también está contigo. Te abro mi corazón de par en par  y al descansar en Ti, aprendo a amar.  Sólo en Dios descansa mi alma, porque de él viene mi salv

Te damos gracias, Padre...

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“Te doy gracias, Padre,  porque has escondido estas cosas  a los sabios y entendidos  y se las has revelado a la gente sencilla”  (Mt 11,25)    Los que van de sabios por la vida tienen pocos amigos.  Para contactar con los hermanos es preciso escuchar y acallar nuestro diálogo interior.  Para escuchar al Señor se nos pide otro tanto: escuchar y dedicarle tiempo.  Agradecer cuanto somos y tenemos sin darle lecciones a Dios de cómo consideramos que tienen que ser las cosas. - Señor, te doy gracias por tu presencia en mi vida.   ¡Qué alegría la de Jesús!  Encuentra gente sencilla que ha entendido las cosas importantes de la vida.  Estas gentes son para Jesús una presencia alentadora que le anima a entregar la vida en una eucaristía.  Busca a tu alrededor y encuentra gentes sencillas que han entendido lo que es dar la vida, hacer el bien, ser coherentes con su fe. Alégrate. Me asomo a tu corazón,  María, y veo en él reflejadas la belleza y la ternur

Conversión

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“No se habían convertido”   (Mt 11,20)    A Jesús como a cualquiera de nosotros le duele la ingratitud. Las ciudades más queridas no aceptan o no quieren entender su mensaje. Le duele la indiferencia y la dureza de corazón. Las ciudades de las que nos habla el evangelio nos quedan lejos. Si llevamos la pregunta de Jesús referida a nosotros, descubriremos que no hemos sido agradecidos a lo que el Señor ha hecho por nosotros. - Gracias, Señor. Todo el amor entregado de Jesús a la humanidad es una invitación a la conversión. Cada eucaristía es una fuente de conversión. Cultiva hoy el asombro.  Asómbrate del amor de Jesús que se pone sin condiciones en tus manos. Asómbrate del amor loco de Jesús que se entrega por entero para darte vida. Tu eucaristía es siempre un amor ofrecido. La mía, ¿qué es, Señor?

El camino hacia la vida verdadera

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“El que pierde su vida por mí la encontrará” (Mt 10, 39) No es Jesús quien divide.  Él pone el criterio: vivir para sí mismos o vivir para Dios y. para los demás; hacerse servir o servir; obedecer al propio yo o bien obedecer a Dios.  He aquí en qué sentido Jesús es  «signo de contradicción» .  Una vez más se nos pide valentía para actuar de acuerdo con nuestras creencias cristianas que en muchas ocasiones serán rebatidas incluso por los más cercanos. - Señor, tú eres mi fuerza en los momentos difíciles.   Jesús te habla desde su experiencia.  Él ha entregado la vida por el Reino y la ha encontrado.  Seguro que muy cerca de ti vive alguien a quien admiras por su coraje y su solidaridad.  La vida nueva da sentido a la muerte, la alegría da sentido a los momentos de dolor.  Alguien escribió en tiempos de guerra:  "Creo en el sol, aunque no brille; creo en el amor, aunque no lo sienta; creo en Dios, aunque esté callado". ¿Qué sentido quie

Ser buena tierra

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"Al que tiene se le dará y tendrá de sobra, y al que no tiene, se le quitará hasta lo que tie ne" (Mt 13, 1-23) Si siembras con odio, es difícil que recolectes amor. Acoge la semilla, cuídala, riégala ... y verás su fruto. Nuestra tarea principal en la vida es sembrar y sembrarnos como semilla que  hace crecer el amor en la tierra. No podemos ser tierra buena si Dios mismo no nos fecunda con la acción de su Espíritu Santo, así como el agua puede hacer fértil al campo donde se siembra. Para que esto sea posible, tenemos que dejarnos arar, abonar y regar por Él. Señor Jesús, Tú eres el sembrador y yo la tierra en la que esparces la semilla de tu Palabra. Gracias, Señor, por “perder tu tiempo” conmigo; gracias por darme la oportunidad de acoger tu semilla, de ser feliz, dando fruto abundante. Señor, te doy gracias, por ser tierra buena, tierra que sería fecunda... si no estuviera llena de

“No tengáis miedo”

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“No tengáis miedo”  (Mt 10,31)   De nuevo Jesús nos recuerda que el miedo es nuestro peor enemigo. Preocupados por el futuro dejamos de hacer el bien que está en nuestra mano. Por temor «al qué dirán», ocultamos nuestras convicciones más profundas y desconfiamos de todo y de todos. No se nos pide un buenismo tonto. Se nos pide una profunda fe en Dios y en su cuidado paternal. Jesús no tiene miedo.  Lo ha vencido cantando las canciones de amor de su Abbá.  Ahora transmite esta libertad a sus amigos.  Ninguno puede entregar la vida si tiene miedo.  Señala dos o tres cosas a las que tienes miedo.  Envuélvelas en el cariño que Dios te tiene, como hace la ostra con las piedrecitas que hieren su cuerpo y que terminan convertidas en una perla preciosa.  Rechazo las maldades de los hombres,  pero a ellos no los puedo odiar, Señor.  Recordemos hoy a San Buenaventura con este fragmento de una de sus oraciones, que nos recuer