Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando las entradas etiquetadas como Mandamientos

Fuente de gozo

  “Como el Padre me ha amado,  así os he amado yo: permaneced en mi amor… Que mi alegría esté en vosotros”    (Jn 15, 9-11) “Permaneced en mi amor” Lo fácil es amar un momento, lo difícil es saberse amado y amar constantemente, saber que amas sin descanso, con fuerza porque vives en el corazón de alguien con el que estás tan íntimamente unido que nada te separará, ni la tribulación ni el desencanto. Permanecer en el amor para descubrir la alegría que nos regala Jesús. La que da la relación con Él. No se compra, no se gasta, no es impostora ni mediocre. La alegría que Jesús nos da está llamada a la plenitud y empieza ya aquí. No hay tristeza, dificultad, contrariedad o dolor que la pare. Es una relación de amor y amistad. Alegres de sentirnos queridos. Él es fiel, es una alegría sin dudas, que permanece. Él lleva la iniciativa, alegres de responderle. Es una alegría plena, en cada momento, siempre, ahora. Esa relación afecta a todo lo soy, hago y vivo. No l...

'Morar en nosotros, con nosotros'.

  "El que me ama guardará mi palabra,  y mi Padre lo amará,  y vendremos a él y haremos morada en él." (Jn 14,21-26). Aceptar los mandamientos y guardarlos es signo de amar y ser amado. Vivir de acuerdo a un estilo de vida que no se puede atrapar en normas y reglas, porque lo desborda. Amar al estilo de Jesús. Sin condiciones y abiertos al don del Espíritu. «El que acepta mis mandamientos y los guarda, ese me ama» No se trata sólo de conocerlos sino de cumplir y hacerlos vida. Porque nuestra fe no es algo que se deba dar sólo hacia el interior sino que el mayor testimonio es el que damos en la día a día con lo que hacemos y amamos. "El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él." La vida cristiana implica el misterio de ser habitado por Dios. No es una idea pretenciosa; es una promesa revelada por Jesús: en la raíz está el amor que lleva a guardar su palabra; un amor que brota de Dios Padre. El Padre y él...

Plenitud

  "No he venido a abolir, sino a dar plenitud.   "(Mt 5,17-19). Solemos creer que quitando lo que no nos gustan ya está todo resuelto, y nos equivocamos. Pues lo importante no es quitar sino dar el valor que tiene a lo que vivimos para que nuestra vida tenga sentido en si misma y en Dios Jesús no viene a abolir sino a dar plenitud. No quita nada y añade todo. Acoge y no impone. Respeta y no violenta. Acepta y no manipula. Dialoga y no maltrata. Enseña y no adoctrina. Mirarlo y aprender de sus actitudes para convertirnos personal y relacionalmente. La ley es un mínimo que se vive o cumple para llegar a un máximo que es la plenitud que Él propone. Es el servicio desinteresado, la vida entrega en amor al hermano. La plenitud no viene del precepto sino de superarlo para dar la vida, para cuidar y amar. Los mandamientos siguen vigentes: el camino para ser felices. ¿Cómo cumplo y enseño los mandatos de Dios? ¿Qué valor les doy? Señor, ayúdanos a vivir y enseñar tu Palabra con fidel...

"Con todo"

  "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente".    (Mt 22,34-40). En estos dos mandamientos se sintetizan toda la experiencia de fe que nace y se desarrolla en un pueblo que va descubriendo en el Dios que los ha liberado, al Dios creador de todo, al Dios de la alianza, al Dios enamorado de su pueblo, al Dios lleno de misericordia, al Dios amor. Si amar es la actividad propia de Dios, que nos invite a hacerlo con todo el ser, supone una confianza grande en lo humano. Dios nos ve capaces de vivir su misma vida y de compartir su mismo amor. "Con todo", es la forma propia con la que Jesús se acerca a nosotros. No puede medirse, dosificarse, ahorrar. Jesús va y viene "con todo". Que nos atraiga y nos llame para poder vivir como él. ¿Amamos Dios? Veamos cómo amamos a nuestro prójimo. ¿Amamos al prójimo? Veamos cómo amamos a Dios. Señor, dame un corazón abierto que sepa acoger tu amor, el amor gratuito e inc...