Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando las entradas etiquetadas como Don Bosco

El secreto está en lo pequeño

«Todo se lo exponía con parábolas,  pero a sus discípulos  se lo explicaba todo en privado»  (Mc 4, 26-34) Quien siembra vientos, recoge tempestades, dice un refrán. Pero quien siembra el bien, recogerá el bien, lo verá florecer. Hay que ser paciente, y después de hacer nuestro trabajo, como el labrador o el jardinero, dejar que la tierra y Dios hagan el suyo. Dará fruto a su tiempo. En lo pequeño, insignificante, que no cuenta, descartado, escondido, abandonado, infravalorado, imperceptible....ahí y siempre ahí está lo más grande, importante, destacado, revelado, valorado, rescatado, más valioso, más visible...a los ojos de Dios. Hacer crecer lo que es pequeño. El cariño, el cuidado, la atención constante, convierte en algo grande lo que parecía invisible. Jesucristo es el Reino. Él nace en la tierra buena, por obra del Espíritu Santo, y crece hasta entregar su vida por nosotros. En su cruz reconocemos el signo definitivo del amor de Dios, el á...

“El mirar de Dios es amar”

“¿Quién me ha tocado el manto?”  (Mc 5,30)   Todo el mundo quiere ver y tocar al Señor. Saben que Él puede salvar sus vidas en tantos sentidos.  Nosotros, ¿acudimos también así y confiamos de este modo en Dios? Hay muchas formas de rezar: la oración del padre de Jairo era una oración insistente y pública. La de la mujer enferma era íntima y escondida. Pero en ambas pide Jesús una condición que no puede faltar: la fe, la confianza en el Dios que sabe lo que nos conviene y tiene poder para llevarlo a cabo. Los milagros del Evangelio son signos que demuestran el permanente y silencioso cuidado de Dios sobre nosotros. Todos podemos repasar las veces en que Dios nos ha visitado con su fuerza, con su ánimo, con su Espíritu, y nos ha mantenido esperanzados, pese a las dificultades. Ante estos dos testimonios de fe, quizá los más impresionantes del Nuevo Testamento, podríamos pedir a Dios que aumente nuestra fe Jairo se postra ante Je...

ORACIÓN A DON BOSCO

Padre y Maestro de la juventud, San Juan Bosco, que, dócil a los dones del Espíritu y abierto a las realidades de tu tiempo fuiste para los jóvenes, sobre todo para los pequeños y los pobres, signo del amor y de la predilección de Dios. Se nuestro guía en el camino de amistad con el Señor Jesús, de modo que descubramos en Él y en su Evangelio el sentido de nuestra vida y la fuente de la verdadera felicidad. Ayúdanos a responder con generosidad a la vocación que hemos recibido de Dios, para ser en la vida cotidiana constructores de comunión, y colaborar con entusiasmo, en comunión con toda la Iglesia,  en la edificación de la civilización del amor. Obtennos la gracia de la perseverancia al vivir una cota alta de vida cristiana, según el espíritu de las bienaventuranzas; y haz que, guiados por María Auxiliadora, podamos encontrarnos un día contigo en la gran familia del cielo. Amén   Don Pascual Chávez Villanueva Rector Mayor

DON BOSCO

Del oficio de lectura, 31 de Enero   Trabajé siempre con amor De las cartas de San Juan Bosco, presbítero (Epistolario, Turín 1959, 4, 201-203) Si de verdad buscamos la auténtica felicidad de nuestros alumnos y queremos inducirlos al cumplimiento de sus obligaciones, conviene, ante todo, que nunca olvidéis que hacéis las veces de padres de nuestros amados jóvenes, por quienes trabajé siempre con amor, por quienes estudié y ejercí el ministerio sacerdotal, y no sólo yo, sino toda la Congregación salesiana. ¡Cuántas veces, hijos míos, durante mi vida, ya bastante prolongada, he tenido ocasión de convencerme de esta gran verdad! Es más fácil enojarse que aguantar; amenazar al niño que persuadirlo; añadiré incluso que, para nuestra impaciencia y soberbia, resulta más cómodo castigar a los rebeldes que corregirlos, soportándolos con firmeza y suavidad a la vez. Os recomiendo que imitéis la caridad que usaba Pablo con los neófitos, caridad que con frecuencia lo llevaba a derramar...