"José, no tengas reparo en llevarte a a María tu mujer" (Mt 1, 18-24). Es tiempo de dejar que la sorpresa de Dios irrumpa en nuestra vida, de permitir que rompa nuestros esquemas y sane las heridas de un mundo enfermo y oscurecido. No vale lo de siempre. Estamos invitados a la novedad, a renacer en la humildad y la ternura del pesebre. Ser fiel en lo pequeño, ser capaz de descubrir presencias escondidas de Dios, de responder con generosidad a sus llamadas. Estar dispuestos a cooperar activamente en toda causa buena que se nos presente… todo es un modo de hacer posibles los planes de Dios, de abrirle camino. "José, no tengas reparo en llevarte a a María tu mujer" Aceptar la voluntad de Dios enfrentándose al pensamiento único de la sociedad es el mayor signo de libertad que podemos encontrar en las personas Contemplando a José y a su justicia, comprendemos nuestras pequeñas fidelidades, nuestra capacidad de descubrir presencias escondidas de Dios, de respond...