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Comunión

  "El reino de Dios ha llegado a vosotros."   (Lc 11,15-26). Cristo está allí donde hay necesidad; está presente en los que sufren. El enemigo encierra a los hombres dentro de sí y los incapacita para la comunicación y el encuentro. Únete a la comunidad de Jesús; busca a Jesús en ella. No vivas la fe a solas. Necesitas el fuego y la ternura de los hermanos en la fe.  No puedes vivir la fe a solas. Jesús sufrió mucha sospecha y confrontación. Es cierto que un grupito pequeño le siguió. Pero cada día se encontraba con descalificaciones y rechazo. ¿De dónde nacía su paz y su alegría? No del aplauso o del éxito. Nacía del reconocimiento de la proximidad y cariño de Dios. Le sostenía ver qué el Reino crecía entre los pobres y sencillos.   A nosotros también nos tiene que dar vida nuestros intentos diarios de construir ambientes llenos de amor. Con el Señor no valen las medias tintas: si no favoreces, obstaculizas. Si no recoges, desparramas. Quien interpreta...

Responsables los unos de los otros.

  “Si tu hermano peca contra ti,  repréndelo estando los dos a solas.  Si te hace caso, has salvado a tu hermano”   (Mt 18,15-20). Los que compartimos un mismo Padre, tenemos la misma dignidad, algo que nos une desde siempre, compartimos destino, familia. El otro es mi hermano. ¿Le cuido y perdono? ¿Le ayudo? ¿Le amo? La fraternidad es el gran proyecto de Dios para nosotros. La corrección fraterna es la manera cómo ayudamos al prójimo a reconducir el camino. Es también la que me ayuda a retomar el Evangelio como guía de mi vida después de ser corregido con amor por el otro. La corrección fraterna es un diálogo entre hermanos. Me acerco al hermano, hablo y propongo, busco ayuda, nos sentamos a su lado, corregimos la vida, buscamos la manera de iniciar la conversión. El pecado del hermano no nos es indiferente. Rompe, daña y crea sufrimiento a él y a la comunidad. La corrección precisa de honestidad, respeto y cariño. Decir buscando el cambio, sin imposicion...

"No es de los nuestros".

  "El que no está contra nosotros  está a favor nuestro".   (Mc 9,28-30). El Evangelio no es instrumento de división, arma de ideologías, ni conquista de los más fuertes. No se deja atrapar en esquemas estrechos, llenos de normas, condicionados por afectos. El Evangelio es grande, universal, para toda persona que viva en bien y verdad. En un mundo enfadado, donde los más grandes se portan como niños pequeños por que le han mirado mal. Nosotros debemos dar testimonio de cercanía y unión, sin buscar enemigos sino personas que hacen el bien y caminan. Jesús expresa la convicción de que es necesario salir de uno mismo para apoyar lo bueno que hay en los demás. No podemos enroscarnos en posiciones personales y excluyentes. El que se adhiere a Jesús no puede ser fuente de conflictos y discordias, sino de fraternidad universal. ¿Por qué nos tememos tanto? ¿De dónde nos nace este afán por dividir y trazar fronteras, cuando lo nuevo de Dios es la comunión? Destruye toda...