“Estad alegres  porque vuestros nombres  están inscritos en el cielo”.   (Lc 10,1-12.17-20). No son pocos los que consideran aún que la fe cristiana es inmovilismo, inacción y falta de compromiso. Pero es lo contrario: supone romper con las parálisis para ponerse en camino de vivir una aventura sorprendente según el dinamismo del amor de Dios. Eso sí, caminando juntos.   “ La mies es abundante y los obreros pocos, rogad” Es así…cada vez hay menos vocaciones a la vida religiosa, a la vida sacerdotal, a la vida de los laicos cristianos comprometidos de verdad…tú eres el dueño de la mies, y tú sabes lo que hay…confío plenamente en ti, y no me preocupa el futuro. Busquemos tu reino cada día, y lo demás nos lo darás por añadidura. Sea lo que sea, gracias.  “La mies es abundante y los obreros pocos”. Estamos llamados a anunciar.   ¡Nos ponemos en camino! Es nuestra misión. Enviados a caminar, a anunciar, a seguirle. No sirve sólo decir, se necesitan...

  "¿De dónde saca todo eso?  ¿Qué sabiduría es esa que le ha sido dada?  ¿Y esos milagros que realizan sus manos?"  (Mc 6,1-6). Siempre fue una persona que generaba controversia. Pero era por ser como era sino porque superaba toda expectativa. El evangelista Marcos advierte que los que creen conocer muy bien a Jesús pueden rechazarle, por sus palabras y por su estilo de vida. Deja prejuicios y acógelo. La multitud se pregunta, hasta cinco cuestiones, asombrada. Y se escandalizaban de él. No comprenden el desajuste entre lo que creen saber y la realidad que se les presenta. No lo acogen. Jesús no puede hacer ningún milagro. La limitación de Dios es la falta de fe. Toda la vida que somos capaces de desplegar nace del Espíritu que actúa en nosotros. Las lecturas de este domingo son una llamada a reconocer las posibilidades de intervenir ante la realidad que tenemos delante. Se nos regala un poder transformador. La vida es un equilibrio entre pasividades y act...