Entradas

Mostrando entradas de mayo, 2019

Una visita

Imagen
“¿Quién soy yo  para que me visite  la madre de mi Señor?”   (Lc 1,39-56) María, visítanos.  Danos tu alegría y paz.  El mes de mayo termina con la Fiesta de la Visitación, pero María nos acompaña todos los días con su "Hágase" En esta escena del Evangelio podemos contemplar en María la plenitud de esta alegría, de esta jubilosa alabanza que le hace ponerse en pie, ponerse en camino y atravesar aprisa regiones montañosas y, de este modo, hacer posible y actual la continua visita de Dios a su pueblo, un Dios que disfruta estando con sus hijos. Que cada encuentro que tengamos con las personas sea un motivo de alegría. En su humildad, María se nos muestra como aquella en la que Dios hace grande su amor María saluda a su prima, e Isabel se llena del Espíritu Santo.  La alegría se desborda, porque viene del Otro, del que entra en el mundo para hacer que nazca la alegría.  María, inspirada por el Espíritu que anima a su hijo, canta: Isabel exulta con la al

Alegría

Imagen
"Vuestra tristeza  se convertirá en alegría"   (Jn 16,16-20)      Promesas que alimentan la esperanza y alegran el corazón: “Vuestra tristeza se convertirá en alegría.” ¿Cómo no querer creer en un Dios que transforma nuestra tristeza en alegría? Los sufrimientos y las tribulaciones forman parte del camino del discípulo, pero la última palabra no la tiene la tristeza, sino el consuelo y la alegría de experimentar su Presencia entre nosotros. Nosotros también vivimos ausencias de Jesús y noches oscuras, situaciones de muerte, de renuncia, de dolor. Tengamos confianza. El Espíritu de Dios no nos abandona Si nos puede el cansancio, en Él encontramos descanso. Si sentimos tristeza, Él nos la transforma en alegría. Si nos sentimos perdidos, a oscuras, Él nos guía y nos muestra una luz. Está entre nosotros. Está en nosotros si nos dejamos llevar por el impulso de su Espíritu. La Alegría profunda y duradera no depende de acontecimient

La verdad plena

Imagen
“ El Espíritu de la verdad recibirá de lo mío y os lo anunciará” . (J n 16, 12-15) Como quien toma miel, con su mano, de un tarro, y te la pone en la boca, así el Espíritu Santo toma la dulzura del Amor de Cristo y la deposita en el paladar del alma. Y el alma, al recibir el don de sabiduría, paladea al Hijo de Dios en lo profundo de sí. Conoce a Cristo, pero, más que conocerlo, lo saborea y lo disfruta. Por eso, cuando los labios hablan de Dios, destilan la misma dulzura. Y es que el santo, el enamorado, es el verdadero sabio. "El Espíritu os guiará hasta la verdad plena" A nosotros nos toca vivir, dejar que la vida nos vaya enseñando el corazón de las cosas y el sentido último de las mismas. La Iglesia tiene que aprender el misterio de Dios y su propio misterio, viviendo el día a día. En la oración y la contemplación, es como descubrimos cada vez mejor la riqueza jamás ignorada de aquel a quien llamamos "Padre", y profundizaremos ca

"Defensor"

Imagen
"Os conviene que yo me vaya…  Si me voy os lo enviaré [el Defensor]"   (Jn 16,5-11) Hay cosas que no comprendemos cuando las estamos viviendo. Sólo con el paso del tiempo se desvelan. Cuando estamos muy afectados por situaciones, no vemos con claridad.  Tomar distancia, mirar desde una nueva perspectiva, nos ayuda a entender, encajar y retomar el hilo de la vida. "Os conviene que yo me vaya..." La despedida deja a los discípulos una sensación desoladora, sin embargo, conviene decir adiós a la forma de vida acostumbrada al maestro, solo desde ahí podrán ser consciente de que la fe no es poseer a Cristo sino ser poseído por él. ¡Habita en nosotros, está en mi! Hay ausencias que son promesa de una presencia, más íntima e intensa.  Una presencia que nos acompañará todos los días de nuestra vida. Después de habernos amado hasta el extremo, Jesús vuelve al Padre, para hacernos partícipes de su Espíritu Santo. El Espíritu Santo es

Testigos de la verdad

Imagen
"También vosotros  daréis testimonio,  porque desde el principio  estáis conmigo"  ( Jn 15, 26 - 16, 4a.) Ser testimonio de vida auténtica y coherente, una forma de vivir ¡Qué importante es saber que en los tambaleos de la vida cuentas con alguien en quien apoyarte! A pesar de los pesares, estamos en buenas manos: su Espíritu nos defiende. El Espíritu Santo nos ilumina sobre la verdad de Dios y nos fortalece en el testimonio sobre Jesús. Ésta es la sabiduría que vence al mundo. La fuerza de los pobres. El alma de la Iglesia Señor, envía tu Espíritu a tu Iglesia, para que sin miedo dé testimonio de que tú has resucitado. Señor, que tu Espíritu descienda sobre nuestras comunidades, para que entendamos mejor tu Buena Noticia de salvación. Señor, danos tu Espíritu, para que nos enseñe a orar desde el corazón. “También vosotros daréis testimonio” Mirándote, Buena Madre del Cenáculo, bien sabemos que 'El Espíritu de la

Hacer memoria, recordar

Imagen
“ Quien me ama  guardará mi palabra,  y mi Padre lo amará,   y vendremos a él  y haremos morada en él. ”   (Jn 14, 23-29) No es un adiós, sino un “hasta luego”. Cristo nos deja la fuerza vivificadora del Espíritu para que siempre sintamos su cercanía y recordemos su Palabra "El que me ama..."  Nadie podrá encerrar en formulas la originalidad de nuestra fe.  La fe no es una práctica, un comportamiento o una doctrina. "El que me ama..."  No nos engañemos, nadie conoce a Dios si no experimenta, seducido y asombrado, el sofoco del enamoramiento. Todo es cuestión de amor. "El que me ama, mi Padre lo amará, y vendremos a él, y haremos nuestra morada en él".  Dios ha elegido, para siempre, vivir en el corazón que ama.  ¡Ahí es donde hay que buscar y encontrar a Dios! La alegría de su ida se convierte en gozo pleno pues la llegada del Espíritu Santo nos irá recordando todo lo que Él nos ha dicho. En cada Eucaristía,

"¡Vosotros ya no sois del mundo!"

Imagen
“No sois del mundo,  sino que yo os he escogido sacándoos del mundo” (Jn 15, 18-21) "¡Vosotros ya no sois del mundo!" ¿Quién se retira, pues, del mundo para pertenecer a la tierra de Dios? El que puede vivir cada día reconociendo humildemente el sentido de su vida. El que cree que Jesús es el Cristo. El que sabe que en amar hasta la cruz reside el futuro del mundo y la verdadera felicidad. El que a pesar del que el mundo intente herir, su corazón permanece unido como sarmiento a la cepa, a Jesús. El que se juega toda su vida a una sola carta, la del amor. Los discípulos de Jesús, su Iglesia se consagra a este noble servicio de llevar a la humanidad a su plenitud; a esta difícil conquista de hacerle comprender que el sentido de la vida no reside en el tener, poseer, dominar, consumir, usar y tirar, sino en amar hasta el extremo, hasta la cruz. Noble misión la nuestra de mostrarle a este mundo el verdadero sentido de la vida.  Misión arriesgada en l

Me basta

Imagen
“Que os améis unos a otros  como yo os he amado” .   (Jn 15,12-17) La clave reside en las últimas cinco palabras: ¿Cómo nos ha amado Jesús? Mira al crucifijo. Y escucha a san Pablo:  Se humilló a sí mismo, hecho obediente hasta la muerte, y una muerte de cruz (Flp 2, 8); me amó, y se entregó por mí (Gál 2, 20) . ¿Lo entiendes ahora?  Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos . El amor hace las cargas más ligeras. Y es el amor el mandato de Jesús para quien quiere seguirle. En ese amor se reconocen sus discípulos. No en leyes, normas, dogmas, rituales... Si el amor orienta la vida, todo está bien. Ama y haz lo que quieras. El Espíritu Santo siempre abre caminos nuevos para la Iglesia. Sopla donde quiere, no lo detienen cadenas, ni muros, ni prejuicios ni fronteras; vivifica con savia nueva el cuerpo de Cristo. Derrama el amor de Dios que nos recrea. Entre las ruinas, algo nuevo está brotando El gran signo de la

Permanecer

Imagen
“Como el Padre me ha amado,  así os he amado yo:  permaneced en mi amor…  Que mi alegría esté en vosotros” (Jn 15,9-11)     Dios es alegre y quiere compartir con todos la danza de su corazón. Jesús es la gratuidad total. Distribuye a manos llenas la verdad.  Lo que recibe del Padre nos lo da. Nos entrega el Espíritu para que nuestra alegría llegue a plenitud. Busca hoy en el trato de amistad con Jesús la fuente de tu gozo y comparte el consuelo con los que están faltos de él.       ¡Cómo será eso de llevar tu alegría en mi vida, de tener mi flauta llena de tu música! ¡Cómo será eso de ser caricia tuya para dar a todos los que están solos!     Si permanecemos unidos a Cristo, si nuestras raíces están arraigadas en su amor, un día se volverán alas para que podamos volar junto a Él, de nuevo a casa, junto al Padre Dios. "Permaneced en mi amor". El discípulo es aquel que vive por Jesús y en él. No hay mejor manera de garantizar

Unidos a ti

Imagen
"Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante"   (Jn 15,1-8)   Dios ha plantado una viña entre nosotros y cuida de sus sarmientos. Cristo es la vid. Al que da fruto, lo poda para que dé más. Grandes racimos de uva que se convertirán en vino. Vino que consagrado será sangre de Cristo. Sangre que es vida entregada. Frutos de amor y servicio. Cuando dejamos que el orgullo y la soberbia campen a sus anchas, no damos espacio a Cristo. Qué difícil es entonces perdonar, conciliar, acoger... Sin Él no podemos hacer nada. Porque Cristo es nuestra fortaleza, la luz que nos revela la verdad, la savia nueva que nos da vida. ¡Qué alivio saber que el único requisito para formar parte de la familia de Dios es engancharse a Cristo como el “sarmiento a la vid”! La vida del discípulo es eso, dejar que la savia de Cristo corra por nuestras venas para dar frutos de autenticidad, es decir, frutos de misericordia de Dios, de perdón y reconci

Nuestra Paz

Imagen
"Que no se turbe vuestro corazón ni se acobarde"   (Jn 14, 27-31a) Si hacemos de Jesucristo el centro de nuestra vida, encontraremos que Él pone paz en nuestro corazón. Incluso en medio de conflictos y dificultades. El mundo para muchos es agresivo y violento. Pero la paz de Dios es un refugio seguro en medio de la tormenta. Para encontrar paz hay que comprender que todo está en manos de Dios. Acoger con gratitud y humildad la condición de criaturas amadas. Aceptar la vida con confianza, porque sabemos que sean cuales sean nuestras circunstancias, nuestra historia es historia de salvación. La Paz no es ausencia de problemas, dificultades, contradicciones o incomprensiones. La Paz es sabiduría para buscar soluciones, fortaleza para sostener el sufrimiento, aceptación de las diferencias, y comprensión de nuestros propios límites La paz de Jesús no se parece mucho a la de los cementerios ni a la paz de "tener todo en orden"... es

Recibir la Palabra

Imagen
"El Espíritu Santo  será quien os vaya recordando todo lo que os he dicho"  (Jn 14,26).      Escuchar la Palabra con fe, con asombrosa alegría, moviliza todo nuestro ser para ir más allá de lo esperado. El Señor se manifiesta a quien lo ama, a quien lo busca, a quien lo aguarda con pasión cada día. Y ese encuentro es sanador, transformador. El que me ama guardará mi palabra … Y nosotros, rápidamente, pensamos en cumplirla. Pero Él no ha dicho eso: ha dicho «guardará». Quiere que le escuches, que atesores en el corazón esa palabra de Amor con que te acaricia, que disfrutes de su predilección y seas feliz. Cuando así lo hagas, será su palabra la que se cumpla en ti. Apréndelo de la Virgen: amar a Dios es, sobre todo, recibirlo dentro. “El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará”. Guardar tu palabra: que toda mi vida gire en torno a tus enseñanzas, y algo mas, que mi vida sea tu enseñanza para otros. Porque son vida para mi c

Amaos

Imagen
“En esto conocerán todos  que sois discípulos míos:  si os amáis unos a otros"   (Jn 13, 31-33a. 34-35.) Jesús nos sigue exhortando hoy a nosotros como lo hizo esa noche a los discípulos: permanezcan en mi amor; no se cansen, no se aburran, no se rindan, amen también hasta el fin. Que ya glorificado nos ayude a permanecer en el amor Todo lo hago nuevo. Lo antiguo ha pasado. Se os dijo... Pero yo os digo... Os doy un nuevo mandato, una nueva base, un nuevo principio para recrear la vida, para que construyáis un mundo nuevo basado en él: el Amor. Ese es el testamento, la herencia que Jesús nos dejó. Amar al prójimo "como a mí mismo" significa que yo soy la medida de todas las cosas. Pero mi medida es torpe y cicatera. Amar al prójimo "como Yo" os he amado supone encontrar en Cristo la medida verdadera del amor... y de todas las cosas. No te dejes llevar por el desánimo, por los aparentes fracasos y decepciones. Ace