«Ay de vosotros que no habéis entrado y a los que intentaban entrar se lo habéis impedido» (Lc 11,47-54). En las últimas décadas ha crecido cierto sentimiento de impunidad. Estamos olvidando que el comportamiento humano tiene sus consecuencias. Tal vez por ello, se realizan las mayores atrocidades sin que brote la mínima reflexión o arrepentimiento. El mal encubre su propio mal. Jesús cuestiona a quienes viven diciendo lo contrario de lo que hacen. A los que acaban con los profetas porque son incómodas sus denuncias. A quienes cierran el paso al saber porque pueden ser confrontados. Jesús es acosado por escribas y fariseos, los religiosos. Jesús muestra cuál es la auténtica postura de amor frente al mero cumplimiento externo de normas y ritos, que asfixian a la persona. No juzgues a las personas por sus apariencias externas, porque te equivocas casi siempre. Lo que agrada a Dios es un corazón humano, sincero y compasivo. Tú, Señor, eres el camino del amor que ava...