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Mostrando entradas de enero, 2018

Acoger a los profetas y ser profetas

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“No desprecian a un profeta  más que en su tierra”  (Mc 6, 1-6). Jesús recorre los pueblos enseñando, curando. Confía en nosotros, cree en nosotros.  Jesús espera que nos fiemos de él. Solo en ese clima de confianza brota la amistad más hermosa con él.    La Palabra es don gratuito que debemos cuidar y amar. - Señor, que sea amable y auténtico en el trato. “Abrazad con vuestra sonrisa a los infelices, a los solos, a los preocupados, a los enfermos, a los tristes”.      Pidamos al Espíritu que nos ayude a acoger a los profetas y a ser profetas: Envíanos, Espíritu poderoso, el rocío de tu suavidad. Concédenos la plenitud del Amor. Labra el campo de nuestro corazón de carne, endurecido para que reciba y haga fructificar la Palabra. Tu aliento en nosotras hace brotar la bondad, la sabiduría, la fe y la compasión. Tú eres quien consagra a los apóstoles, inspiras a los profetas, instruyes a las mujeres y hombres sabios, haces hablar a los mudos

Señor, tú puedes curarme.

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“Contigo hablo, niña, levántate”.  (Mc 5, 21-43).     Todo el mundo quiere ver y tocar al Señor. Saben que Él puede salvar sus vidas en tantos sentidos. Nosotros, ¿acudimos también así y confiamos de este modo en Dios? Una mujer encuentra en Jesús una salida a su situación dolorosa. Va más allá de la ley y se acerca a Jesús para tocarlo silenciosamente. Jesús experimenta que una fuerza prodigiosa ha brotado de él. El encuentro con Jesús siempre es creativo. Su amor está siempre en movimiento.     Necesitamos descubrir al Señor que camina junto a nosotros para curar nuestras heridas. No hay atajos. Él es el camino. - Señor, tú puedes curarme. Me acerco a ti, Dios mío, y me dejo mirar por ti. Tu mirar es amar. Tu mirar me recrea, me sosiega, me levanta.    Ahora. Levántate. No te dejes morir en muertes cotidianas que acallan el verso que secan el alma y frenan el paso hasta dejarte inerte. No mueras en vida, sepultado por no

Anunciar la misericordia del Señor

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“Espíritu inmundo, sal de este hombre” (Mc 5, 1-20).   Jesús no tiene miedo de los marginados. Se acerca a ellos y los mira a la cara. Descubre detrás de cada rostro a una persona que sufre y espera ser liberada. Comienza con cada uno una historia de liberación. - Señor, que viva cada encuentro con los otros como una oportunidad.     Miles de demonios nos acosan. El mal no tiene tregua. Busca resquicios por donde colarse y encadenarnos. Jesús nos libera de sus ataduras. Pídele en oración que Él sea tu defensa. Abro mi corazón a los pobres que conozco.  Sé que en todos ellos estás tú, Señor.    Al hombre curado, Jesús le dijo:  «Vete a casa con los tuyos y anúnciales lo que el Señor ha hecho contigo por su misericordia.»  También nosotros estamos  llamados a anunciar lo que Jesús ha hecho con nosotros por su misericordia. Jesús, Tú no eres un Dios comodón, que se encierra en sus cielos azules y no sale de templos preciosos. Tú has

Libéranos

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“Les enseñaba con autoridad”  (Mc 1, 21b-28). ¿Qué somos, Señor, para ti? Te interesas por nosotros, te pones de nuestra parte. Con tu amor generoso nos sanas, nos recreas. Gracias. Bendito seas, Señor.   Libéranos, Señor, con tu Palabra y tu presencia. Escucha nuestra voz, estén tus oídos atentos al grito de nuestra súplica. Te damos Gracias, Dios nuestro Misericordioso, porque Tú nos liberas del mal y de todo aquello que nos oprime y nos impide vivir en libertad. Tú nos enseñas con autoridad, porque sólo Tú, con tu Palabra Viva y la acción del Espíritu Santo, logras curación, alegría, liberación y Vida, donde hay opresión, tristeza, dolor y sufrimiento. Gracias porque Tú nos enseñas con autoridad, y nos ayudas a crecer en la fe y a madurarla, para comprender que sólo Tú, Dios nuestro, fundamentas nuestra vida, llenándola de tu Amor. Ten Misericordia de nosotros y ayúdanos Tú  a escuchar tu Voz, Dios Bueno y Salvador

¡Grande es su fidelidad!

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“¿Quién es este?  ¡Hasta el viento y el mar lo obedecen!”   (Mc4, 35-41).   Muchos preguntan a Dios si no le importa que sus vidas se hundan. Y Dios parece callar. Eterno dilema el silencio de Dios ante la brutalidad del mal. Otros creemos que Dios no calla. Pero poco importa si no nos movemos contra el mal. Me toca a mí y a ti actuar. Así obra Dios. Jesús se echa a dormir, para que se despierte nuestra fe y se ponga en marcha la solidaridad entre generaciones y pueblos. Acogemos este Evangelio entrando confiadamente en la barca de Jesús.    Jesús lo tiene claro.  En Él no hay duda ni miedo ni doblez. Su confianza en el Padre es total. No hay nada que le haga temblar; ni la misma muerte tiene poder sobre el Señor de la Vida. “Comprendo a las personas que tienden a la tristeza por las graves dificultades que tienen que sufrir, pero poco a poco hay que permitir que la alegría de la fe comience a despertarse, como una secreta pero firme conf

Mensajeros de la alegría y la esperanza.

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“Un hombre echa semilla y duerme,  y la semilla va creciendo sin que él sepa cómo”   (Mc 4, 26-34).    Celebramos la fiesta de los santos Timoteo y Tito, colaboradores de San Pablo y continuadores de su obra evangelizadora. Un día sintieron la llamada de Jesús, que quería confiarles una misión.  Reaviva en ti el don de Dios. Actívalo cada mañana y ponlo al servicio de los demás.  No guardes tus talentos. El mundo necesita mensajeros de la alegría y la esperanza. Todo mensajero prepara caminos, abre brechas al Misterio. Todo mensajero anuncia que Dios está cerca. Todo mensajero proclama que el amor de Dios está a la puerta, buscando quien lo acoja.  El amor de Dios no nos encierra en nosotros mismos, nos ensancha la interioridad y nos pone en camino hacia los otros. Para que, en el nombre del Señor, la humanidad se llene de vida nueva.   Jesús nos envía a ser mensajeros del evangelio, pero hace balance de nuestros logros. La Palabra nunca vue

"Sé de quien me he fiado".

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“Id al mundo entero y proclamad el Evangelio” (Mc 16, 15-18). Hoy celebramos la fiesta de una conversión: la de San Pablo, un hombre que cambio radicalmente su vida.  Como él, también nosotros decimos:  "Sé de quien me he fiado". La conversión es un proceso que dura toda la vida, pero recuerdo y doy gracias por el momento en que fui consciente de ser derribada del caballo de mi soberbia, de mi ceguera, y de escuchar por primera vez Su voz. Convertirse es crecer por dentro, es desprenderse de equipaje innecesario en la vida, y es apasionarse... Nada es imposible para Dios. Si su Espíritu alcanza el corazón del hombre, lo transforma. Ojalá pronto, derribe a los soberbios y poderosos de este mundo y enaltezca a los humildes Pablo de Tarso es el ejemplo más elocuente de lo que significa encontrarse con Jesús: una verdadera revolución cultural que lo llevó a ser de perseguidor un discípulo, el más enamorado de él, y convertirse en el apóstol más

Cuidar y amar la Palabra

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“Salió el sembrador a sembrar”   (Mc 4,1-20). Jesús sale a los caminos con la esperanza y la alegría del sembrador.  No se acobarda ante nada. Lo suyo es sembrar el reino, sembrarlo a manos llenas. Si le abrimos el corazón, también hoy pondrá su semilla de amor en nuestras vidas. Que la mística de los ojos abiertos sea nuestra forma de vivir la fe con sensibilidad solidaria, sea nuestra manera de relacionarnos con todo lo creado con respeto y libertad. Esta sabiduría transciende “toda ciencia”.    El Señor mantiene sembrando su Palabra en nosotros siempre que él habla con nosotros en las lecturas de las Escrituras y siempre que vemos a cristianos cuán buenos practican su fe.  La Palabra es don gratuito que debemos cuidar y amar. Ocúpate del terreno pedregoso donde cae la simiente. Eres tú. Al escucharla, la acoges con alegría, pero no tienes raíces, eres inconstante y, cuando viene una dificultad o persecución por la palabra, en seguida sucumbes. A

María enséñanos a cumplir la voluntad de Dios

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“El que haga la voluntad de Dios,  ese es mi hermano y mi hermana y mi madre”. (Mc 3, 31-35). Lo que dice Jesús, lo que hace, las personas con las que se junta, su forma de hablar de Dios, de la familia, de tantas cosas le acarrea hostilidad. Su palabra alumbra oscuridades, denuncia mentiras. El Espíritu va reuniendo en torno a él una nueva familia de hermanos y hermanas. En Jesús no hay fronteras, acoge a todos y a todas como regalo del Padre.    Hay familia donde se comparte el pan y la sal, el vino y la palabra, las lágrimas y la esperanza.  Los vínculos familiares van más allá de los parientes carnales. Existe una fraternidad nacida de un nuevo nacimiento en el Bautismo. Podemos decir que María es madre de Jesús por doble motivo: porque lo dio a luz y porque ninguna criatura cumplió la voluntad de Dios como ella. "María enséñanos a cumplir la voluntad de Dios" La presencia del Espíritu, Señor, alienta nuestra vida.  Su verdad nos h

Señor, abre mi corazón

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“Satanás está perdido”.   (Mc 3, 22-30). Acusan a Jesús de magia, dicen que es enemigo de Dios porque libera al ser humano.  Esto es insultar al Espíritu, eso es actuar de mala fe.  No hay lugar para el perdón. Pecar contra es Espíritu es aniquilar el aliento y la esperanza; es desinflar la confianza en el Padre; es arrasar el deseo de crear un mundo justo y habitable para los pobres; es robar el aire, el pan, la palabra, la salud, la escuela, el hogar, la libertad o la alegría. El Espíritu sopla donde quiere, pero se hace presente donde hay liberación, entrega, creatividad, vida compartida.   Movido por tu Espíritu diré, una y mil veces diré, que tú, Jesús, eres mi Dios y Señor, que eres mi amigo, mi libertador. Siempre nos acompañas en los caminos de la historia. Contigo construimos esperanza en el mundo. ¡Bendito y alabado seas, Señor, por siempre!    - Señor, que respete y no juzgue a quien piensa diferente. Señor, abre mi corazón a tu palabra

Llámame

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“Convertíos y creed en el Evangelio” (Mc 1, 14-20). LLÁMAME PORQUE ES MI HORA, SEÑOR Que, ahora más que nunca, tengo ganas  de conocerte y, siguiéndote como lo bueno y  noble, arrojar tantas redes que me  convierten en esclavo. ¡Deseo tanto el encontrarte, Señor! No pases de largo de la orilla de mi  vida y si por lo que sea no te respondo, no dejes de insistir, Señor. Tal vez, el ruido de la comodidad, me impide salir o saltar con rapidez  a tu camino Tal vez, la seducción de lo fácil, no me deja escuchar la dulzura de tu  voz Tal vez, mi mundo y mis caprichos, me confunden y me mantienen en un  mar sin fondo en una habitación sin más vida que  lo efímero en una realidad que, mañana, ya no  existirá. ¡LLÁMAME  PORQUE ES MI HORA, SEÑOR! Porque tengo miedo de que pases de  largo de que, viéndome tan ocupado en lo  mío, no quieras contar conmigo Porque tengo miedo de que ilusionado  por lo que veo no distinga lo grande que es tu  Rei

Danos locos

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"Su familia decía que estaba fuera de sí"     (Mc 3, 20-21).   Jesús ha venido a hacer presente el amor loco de Dios por la humanidad, y lo ha hecho escondiendo su divinidad en el servicio a los últimos, arriesgando hasta el máximo en el anonadamiento. No es de extrañar que lo tengan por loco. Recuerda las locuras que has hecho en la vida por amor a Jesús. ¿Alguna vez te han llamado loco por ser amigo de Jesús?    Se ríen de mí cuando me ven contigo, Jesús. Me dicen que es de locos seguirte en estos tiempos. Yo callo y sigo contigo. Yo callo y me dejo amar.   - Señor, haznos firmes en la fe. ¡Oh, Dios! Envíanos locos, de los que se comprometen a fondo, de los que se olvidan de sí mismos, de los que aman con algo más que con palabras, de los que entregan su vida de verdad y hasta el fin. Danos locos, chiflados, apasionados, personas capaces de dar el salto hacia la inseguridad, hacia la incertidumbre sorprendente de la pobreza;

Prolongar a Jesús

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“Llamó a los que quiso  para que estuvieran con él”.   (Mc 3,13-19).   No somos nosotros los que elegimos. Es Jesús el que llama, el que lleva la iniciativa, el que va por delante. Y no busca nuestros méritos, sino que seamos dóciles a su voz. A nosotros nos toca responder. Porque Él quiso. Porque Él quiere y sigue queriendo. Porque sigue llamando a los frágiles, a los débiles. Porque es eterna su misericordia. Porque un día y otro nos mantiene sirviendo, compartiendo lágrimas y derramándolas. Amando lo imperfecto. Jesús nos habla llamándonos por nuestro nombre. Si escuchas su voz, brotará en ti una capacidad de amar como no imaginas, ensanchará tu corazón para que quepan todos. Si sigues a Jesús aprenderás a vivir en libertad y a entregar la vida por los caminos. “El seguimiento no es una simple fidelidad moral a Cristo, sino una prolongación en la vida propia y en el mundo actual de la realidad plena de Jesús.  No se trata de imitar a Jesú

"Hemos de aprender a abrazar a los necesitados"

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«Tú eres el Hijo de Dios».   Marcos 3, 7-12 Los que sufren, necesitan consuelo.  Los enfermos, salud.  Los desesperados, esperanza...  Y todos necesitamos descubrir el amor que Dios nos tiene.  Jesús nos sana y nos lo da a conocer. Al conocer la actividad de Jesús a favor de los oprimidos, una muchedumbre acude a él. De Jesús salía vida y sanación para todos.  Y también de ti puede brotar todo bien.  Ora, confía y entrégate. Si caminas con Jesús y le dejas que toque tu corazón, si aceptas que sea tu amigo, entonces el reino llega a ti, y con él, el perdón y el crecimiento en el amor.  "Hemos de aprender a abrazar a los necesitados" “La medida de la grandeza de una sociedad está determinada por la forma en que trata a quien está más necesitado, a quien no tiene más que su pobreza” (Papa Francisco).    " Concédenos estar atentos a las necesidades de todos los hombres para que, participando en sus penas y angustias, en sus aleg

La bondad de Dios

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“¿Está permitido en sábado salvarle la vida  a un hombre o dejarlo morir?”   (Mc 3,1-6) Jesús puso en medio al que estaba marginado, puso delante al que estaba detrás, ensalzó al que estaba segregado. De nuevo nos encontramos con la parálisis. Tanto la física como la psicológica impiden una vida normal y una actividad más o menos creativa. Esta persona necesita ayuda y de nuevo nos encontramos con la ley mal entendida. En esta ocasión los fariseos callan, pero ya han decidido la peor de las respuestas: Eliminarlo. Demasiadas veces esta es nuestra manera de actuar. Si sigues con Jesús descubrirás que decir estas cosas conlleva un precio. Merece la pena que todo ser humano camine con dignidad. Camino con la dignidad de los hijos e hijas de Dios y me agacho con la misma dignidad para dar la mano y levantar a todos los caídos.   

La norma suprema

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“El sábado se hizo para el hombre  y no el hombre para el sábado”   (Mc 2, 23-28).     Los discípulos de Jesús están estrenando la libertad.  La libertad es don y tarea diaria. Si te sientas junto a Jesús, él te enseña a vivir, te quita los miedos del corazón para que salgan de ti palabras limpias y gestos de bondad.  Jesús pinta en tu rostro la esperanza. “Cada vez que intentamos volver a la fuente y recuperar la frescura original del Evangelio, brotan nuevos caminos”. (Papa Francisco).  Dios tiene leyes y normas y preceptos, pero no para atar y esclavizar al hombre sino para hacerlo libre. El amor es la norma suprema.   Ante ese mandato todo queda en segundo lugar.   Ni ritos, ni tradición, ni prejuicios, ni moralinas.   Lo primero, el hombre, imagen de Dios. - Señor, que mis convicciones me ayuden a amar. Acojo el don de Dios, en mis pobres manos. No lo guardo para mí solo. Abro mi corazón y reparto gratuitamente tu regalo.    

Jesús prefiere la fiesta

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“El esposo está con ellos”. (Mc 2, 18-22). La nueva comunidad que surge en torno a Jesús se construye sobre la libertad y la confianza. Los discípulos viven con él una relación de amigos. Poco a poco el amor de Jesús los va liberando y transformando. Les va naciendo dentro el deseo de seguirlo y de asimilar su vida. La experiencia continua del amor de Dios que no falla, llena de gozo y de esperanza nuestras vidas.   Estreno el día junto a Jesús, con la paz y la solidaridad en las manos y en el corazón "Señor, no nos dejes ser esclavos de la rutina" "Ayúdanos a descubrir tu presencia en la vida de cada día" "Señor, enséñanos a llevar el vino nuevo de la justicia y del amor a nuestro mundo"     "Perdona y cura nuestra falta de compromiso"     "Gracias por las personas que se dejar transformar por ti y contigo transforman un trocito de mundo".

“Ven y verás”.

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“Vieron dónde vivía y se quedaron con él”  (Jn 1, 35-42) "Venid y lo veréis"...  dentro de vosotros que sois templo de Dios,  en comunidad, en la familia, en la naturaleza, en los pobres... Solo hace falta mirar con el corazón para verte en todo. Señor Jesús, ser cristiano no es una teoría, es una experiencia. Es un encuentro contigo. Es acoger el Amor del Padre. Es dejarse llevar por el Espíritu. Es vivir como hermanos. Es seguir el camino de la entrega. Es abrazar la cruz del amor. Es gozar ya de la resurrección. Por eso, Tú me invitas a vivir contigo y como Tú: “Ven y verás”. Señor, gracias por llamarme. Aunque tenga pereza y miedo, quiero seguirte y unir mi vida a la tuya, porque he podido experimentar que Tú no quitas nada y lo das todo. Señor, gracias por contar conmigo para decir a mis amigos, a los que buscan felicidad, a los que no te conocen, a los que te necesitan; para decir a todos: “Ven y verás. Jesucristo es el Ca

¡Qué atrevido es Jesús!

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“No he venido a llamar a justos,  sino a pecadores"    (Mc 2,13-17).   Jesús de Nazaret sale, mira, se encuentra, se sienta a compartir la comida con los alejados, los descreídos, los de mala fama. Jesús  miró a Leví y éste encontró la alegría en el servicio. “Con su palabra, con sus gestos y con toda su persona revela la misericordia de Dios”. Jesús nos invita a seguirlo. Nos invita a ir lentamente superando nuestros preconceptos, nuestras resistencias al cambio de los demás e incluso de nosotros mismos.  Saboreo silenciosamente el encuentro contigo, mi Dios. Descubro tus señales en todo y en todos. Me  dejo sorprender por tu bondad. Quiero aprender a compartir los dones son para todos. Señor Jesús, Tú me llamas por el nombre, de manera concreta, por pura gracia. Que yo te pueda responder desde lo que tú vas generando en mi. Gracias por tu confianza. Tu confianza me construye.  - Señor, que sepa encontrarte en mi camino. Señor,