La norma suprema

“El sábado se hizo para el hombre 
y no el hombre para el sábado” 
(Mc 2, 23-28).  

Los discípulos de Jesús están estrenando la libertad. 
La libertad es don y tarea diaria.
Si te sientas junto a Jesús, él te enseña a vivir, te quita los miedos del corazón para que salgan de ti palabras limpias y gestos de bondad.  Jesús pinta en tu rostro la esperanza.

“Cada vez que intentamos volver a la fuente y recuperar la frescura original del Evangelio, brotan nuevos caminos”. (Papa Francisco). 

Dios tiene leyes y normas y preceptos, pero no para atar y esclavizar al hombre sino para hacerlo libre.

El amor es la norma suprema.  
Ante ese mandato todo queda en segundo lugar.  
Ni ritos, ni tradición, ni prejuicios, ni moralinas.  
Lo primero, el hombre, imagen de Dios.

- Señor, que mis convicciones me ayuden a amar.

Acojo el don de Dios, en mis pobres manos.
No lo guardo para mí solo.
Abro mi corazón y reparto gratuitamente tu regalo.  

Comentarios

Entradas populares de este blog

"Señor, enséñame a orar"

Colaborar con el Señor

Gracias, Señor.