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No tengamos miedo

  «¡Señor, sálvanos, que perecemos!».   (Mt 8,23-27). Las tempestades de la vida sobrevienen cuando menos lo esperamos. Sacuden nuestras seguridades y certezas, y muestran la vulnerabilidad de nuestra barca. Nos creemos solos, pero Jesús está. Lo creeremos dormido. Él espera que pase el miedo y nuestra fe lo despierte. El mar embravecido revela el caos del mundo. Jesús duerme: su Paz no depende de las circunstancias. Los discípulos claman, y Él calma el viento con Su Palabra. Hoy también las olas rugen. Pero ¡Él está en la barca! "¡Señor, sálvanos que parecemos!" En nuestra situación frágil y vulnerable solemos acudir al Señor buscando ayuda. No parece la mejor actitud ni la autosuficiencia ni la resignación. Los creyentes buscamos una mano fuerte y segura donde agarrarnos para no perecer. Al final, la fe supone una actitud razonable. A lo largo del tiempo esa paz que buscamos se ve amenazada por tormentas. Todo se tambalea y las olas parecen hundirnos. Ahí nuestra orac...
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Seguir al Maestro

"Maestro, te seguiré a donde vayas" .   (Mt 8, 18-22) A Jesús se le acerca un escriba con la disposición de seguirlo a donde vaya. Jesús le advierte del desprendimiento del seguimiento. Después un discípulo, le pide enterrar a sus padres. Jesús le responde con la prioridad del Reino sobre todo Es el deseo de todo discípulo: seguir a su Maestro. Cierto que, en ocasiones, se trata de un deseo idealizado; en otras ocasiones, no somos conscientes de las dificultades del camino a seguir. Pero también se da, a veces, un sincero esfuerzo por seguir a aquel que lo es todo. Jesús nos llama a poner el Reino de Dios en primer lugar. Quien quiera seguirlo tendrá que aprender a entregar la vida y a caminar. Seguir a Jesús implica desprendimiento, entrega y fidelidad total. Significa confiar más en Dios que en las seguridades del mundo. «Maestro, te seguiré a donde vayas» Cuando nos llenamos de fervor pensamos que lo vamos a dar todo, que las dificultades las vamos a vencer, pero cuando l...

Pregunta y respuesta

  "El Hijo de Dios vivo "   (Mt 16,16-19) Celebremos a Pedro y a Pablo, dos hombres llenos de límites, pero que siguieron a Jesús hasta el final y participaron de su plenitud.Jesús fue el centro de sus vidas y ambos llegaron a dar la vida por él. Como cristianos del Siglo XXI necesitamos revivir la experiencia de Pedro y Pablo. Como ellos, a los de lejos y a los de cerca, anunciemos que Jesús es nuestro Dios y vive en nosotros. Pedro y Pablo. Los dos respondieron a la pregunta:   «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?»   Pablo y Pedro respondieron con radicalidad pero su proyecto de vida fue muy diferente. Pedro respondió rápido, dejo las redes y su vida fue un sí a ratos y al mismo tiempo una negación en otro momento. Pablo tuvo el encuentro de una manera inesperada, comenzó como enemigo terminó con una entrega total de la vida a la misión.  En la Iglesia no hay un único itinerario para seguir a Jesús, para ser discípulos, para vivir su propuesta, caben m...

Corazón de Madre

    "María conservaba todo en su corazón"   (Lc 2,41-51)   El corazón es único lugar donde el silencio crea palabra. El espacio de los imposibles. El ámbito donde Dios se hace accesible y expresa una voluntad que resulta desbordante. Es el medio donde acoger y confiar. El corazón materno de María nos enseña a confiar en Dios con fidelidad en lo cotidiano. La fe no nos exime de pruebas, pero nos da la certeza de que es Dios quien nos guía. La fe implica tanto el asombro como la confianza, incluso cuando no comprendemos los planes divinos. Señor Jesús, sé nuestra luz cuando nos sentimos perdidos  y ayúdanos a ponerte en el centro de nuestra vida.   Madre del Inmaculado Corazón, intercede por nosotros  para confiar en la prueba, esperar en la duda  y dar gloria a Dios en la alegría.  Inmaculado Corazón de María,  guía mi alma hacia la pureza y la obediencia a Dios.  Que tu ejemplo de amor y humildad  inspire mis acciones ...