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Mostrando las entradas etiquetadas como Simeón y Ana

Para iluminar

  "Mis ojos han visto a tu Salvador"   (Lc 2,22-40)   El nacimiento de un niño implica siempre la irrupción de una promesa. ¿Qué será de este niño? Nunca puede preverse el alcance que una nueva vida va a tener para el desarrollo de la entera historia humana. De ahí el sentido de esta fiesta de la presentación: luz para alumbrar. Simeón y Ana lo reconocen y hablan de Él. José y María se quedan boquiabiertos. No dan crédito de lo que dicen de Él. El anciano Simeón es un hombre justo y piadoso, lleno de esperanza, confiado en la promesa de que vería al Salvador. Esta esperanza y la fuerza del Espíritu de Dios le ayudarán a reconocer en aquel niño al enviado de Dios, y a ver en él a quien será la luz de las naciones. La luz que Él da es aquella que hace resaltar lo bueno, que nos hace ver en el otro a un hermano y no a un enemigo. Jesús es «luz para iluminar a las naciones». Como el sol que nace sobre el mundo, este niño lo redimirá de las tinieblas del mal, del dolo...

La gracia de Dios

  “Una profetisa, Ana… hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén”   (Lc 2, 36-38). Ana, profetisa, viuda, mayor, fiel y servidora del templo. Una mujer anciana llena de fe, de gracia y esperanza que no mira con tristeza su avanzada edad, ni se lamenta por las pérdidas en el pasado. Vive con plenitud el presente dedicando su vida a Dios. Una sabia discípula-misionera. Alaba a Dios cuando ve al niño. Habla del Niño a todos los que esperaban la liberación de Jerusalén.   Al encontrarse con el Dios Salvador, en ese pequeño Niño, anuncia la salvación a cuantos encuentra en el camino. Que tu luz alumbre la oscuridad de nuestro mundo y encienda la llama del amor en mi corazón y en el de mis hermanos. «Hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación» (Lc 2,36-40) Así debemos actuar, la Navidad es un tiempo para no vivir agobiados, sino estar gozosos del Niño que nos ha nacido. Nuestra misión es dar gracias a Dios y anunciar a nu...

Ahora, Señor

  "Luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel". (Lc2,22-40).  Celebramos la fiesta de la Presentación del Señor, la fiesta también de la vida religiosa, la fiesta de la candelaria. A los cuarenta días de su nacimiento Jesús fue presentado en el templo para cumplir la ley. Así se acerca a los pobres. Impulsados y habitados por el Espíritu Santo, llegaron también al templo dos ancianos llenos de esperanza en el corazón: Simeón y Ana. Al conocer al Salvador cantaron llenos de alegría la llegada de la Luz a la humanidad. Te doy gracias, Jesús. Tú despiertas en mí la gracia. De mi barro haces una vasija nueva. Con tus dones enriqueces mi pobreza. Te doy gracias, Jesús. ¡Cuánto me amas! Los padres presentaron a Jesús al Señor. Según la ley, todo primogénito estaba consagrado al Señor. Consagración de todos los bautizados. Consagración que es don y tarea en la vida consagrada. Pobreza para compartir. Obediencia para escuchar. Virginidad para amar S...

Gran regalo

  "El niño, por su parte, iba creciendo y robusteciéndose, lleno de sabiduría;  y la gracia de Dios estaba con él".   (Lc2,22-40). Hoy en este Domingo celebramos la fiesta de la Sagrada Familia. Dios nos ha salvado habitando entre nosotros: ha vivido en una familia, en una vida hecha de cotidianidad. No ha evitado las dificultades; al contrario, al elegir una familia "experimentada en el sufrimiento", dice a nuestras familias: "¡No están solos!". Mirar a Jesús, a María y a José… y saber que el amor siempre puede más. Mirar a la vida como la Sagrada Familia… una familia que vive unida en el amor y la oración. Son tiempos en los que urge inspirarnos en la unidad y armonía de la Sagrada Familia, y pedirle, que proteja nuestros hogares de todo mal. Jesús, María y José son una familia . En el evangelio de hoy van al templo juntos, hay una tradición que cumplir, un rito que celebrar. Los padres de Jesús lo llevan a Jerusalén. Van a cumplir con la ley d...