«¿No entendéis esta parábola?» (Mc 4, 1-20) En ocasiones no escuchamos lo que nos está diciendo porque esperamos que se manifieste en grandes acontecimientos y no comprendemos que las cosas de Dios son sencillas de entender porque se dan en la vida de cada día donde manifestamos como somos. Él sembrador siembra sin calcular el grano ni analizar la tierra. Lanza la semilla con la confianza de que será acogida. El cuidado de la tierra ha sido el mismo, pero no la respuesta. El fruto de la Palabra depende de la libertad de quien la escucha y la hace vida. Pocas parábolas son tan populares como la del sembrador; y esta además añade la explicación del mismo Jesús. Muestra la acción de Dios y la acogida que nosotros dispensamos a dicha acción, desvelándonos que hay que ser buena tierra para que la semilla de la palabra fructifique. "El resto cayó en tierra buena: nació, creció y dio grano; y la cosecha fue del treinta o del sesenta o del ciento por uno." Somos t...