"La gente se alegraba por todas las maravillas que hacía". (Lc13,10-17). Una mujer enferma desde hacía dieciocho años. y sin poder enderezarse. Una persona condenada a vivir mirando el suelo. Sin perspectiva. Sin dignidad. Jesús la llama y la sana. Su valor es incalculable. La defiende frente a los indignados que la condenan. Muchas veces somos como el jefe de la sinagoga. Vemos personas que sufren desde hace mucho tiempo y no nos conmueven. Sin embargo, nos indignamos por pequeñas polémicas haciendo de eso el centro de la vida. Lo importante es siempre liberar al ser humano. «Quedas libre de tu enfermedad» Parece que necesitamos muchas cosas, pero cuando la enfermedad nos ronda, esa es la frase que más deseamos escuchar. En nuestra vida nos sucede igual quedar libres del pecado, ser libres en nuestro vivir y actuar para caminar ligeros de equipaje. A nuestros males irremediables sólo el Señor tiene en sus manos la salvación. Basta con permitir que él...