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Mostrando las entradas etiquetadas como Fiesta del Bautismo del Señor

Nos eligió

  “Tú eres mi Hijo, el amado; en ti me complazco”   (Lc 3,15-16.21-22)   Jesús fue bautizado. Un bautismo a quien no tiene pecado, pero que no es ajeno al del ser humano. Que se solidariza con el pecado y se coloca junto a quienes se saben necesitados de perdón y misericordia. Desde ahí inicia su vida pública, la misión. Jesús es el Hijo amado. Él que pasó haciendo el bien, curando a los enfermos y liberando a los oprimidos. Como hijos de Dios estamos llamados a hacer lo mismo. ¡Nos ponemos en marcha! El Bautismo del Señor es una auténtica teofanía: en él Dios se revela y manifiesta su amor de predilección hacia su Hijo y en el Hijo a todos sus hijos por adopción. En nuestra vida de bautizados estamos llamados a experimentar la efusión del Espíritu de Dios y el cielo abierto. Padre que habla, Espíritu que envuelve, Hijo que está y es en la historia. No es sólo un profeta, es Hijo. No es sólo un gran hombre, es Hijo. No es sólo alguien especial, es Hijo. ...

Empezamos

  "Tú eres mi Hijo amado, en ti me complazco." (Mc1,7-11). Con la fiesta del Bautismo del Señor termina la Navidad Jesús es el Hijo amado de Dios que ha sido enviado para salvarnos. El que pasó haciendo el bien, curando a los enfermos y liberando a los oprimidos. En Él todos somos adoptados como hijos de Dios, lo cual nos convierte en herederos del reino de los cielos. El bautismo tiene que recuperar todo su esplendor. En las aguas del bautismo nacimos a una vida nueva, la vida de Dios. Acojamos lo que dice Dios de cada uno de nosotros. Somos sus hijos, somos su complacencia. Si vivimos cada momento con esa conciencia no habría en nuestras vidas espacio para la duda, el miedo o la tristeza. Nuestro diario vivir tiene un componente grande de búsqueda de aprobación. Queremos ser valorados y amados. Jesús en el Jordán nos enseña que no hay título más grande que el de sabernos hijos de Dios. Nuestras vidas son la razón de su alegría. Jesús es amado, toda una señ...

HIjo amado y predilecto

  «Este es mi Hijo amado, en quien me complazco». (Mt 3, 13-17).   La Navidad concluye con la fiesta del Bautismo del Señor. Es Hijo de Dios, es amado, es Dios-con-nosotros, es el amor de Dios que comienza a andar en este mundo de una manera real, humana, diferente. Es Dios a quien podemos ver, oír y tocar. Es un Dios cercano, en medio de las personas, sin buscar nada más que respuestas al amor que Él nos da, Amor de Dios hecho hombre. Él Hijo eterno del Padre se hace Siervo por amor, para liberarnos de la esclavitud del pecado y de la muerte; para abrir el cielo y darnos su misma Vida; para que el Padre reconozca en nosotros a su Hijo amado y predilecto. “Se bautizó Jesús y vio que el Espíritu de Dios se posaba sobre él”. Los cielos ya no están cerrados. De nuevo, el Espíritu de Dios ha bajado del cielo y ha venido a los hombres. En Jesús, el Siervo de Yahvé, la humanidad recobra la esperanza de ser salvada. Todo bautizado puede vivir cada día impulsado p...