Empezamos

 


"Tú eres mi Hijo amado, en ti me complazco."(Mc1,7-11).

Con la fiesta del Bautismo del Señor termina la Navidad

Jesús es el Hijo amado de Dios que ha sido enviado para salvarnos. El que pasó haciendo el bien, curando a los enfermos y liberando a los oprimidos. En Él todos somos adoptados como hijos de Dios, lo cual nos convierte en herederos del reino de los cielos. El bautismo tiene que recuperar todo su esplendor. En las aguas del bautismo nacimos a una vida nueva, la vida de Dios.


Acojamos lo que dice Dios de cada uno de nosotros. Somos sus hijos, somos su complacencia. Si vivimos cada momento con esa conciencia no habría en nuestras vidas espacio para la duda, el miedo o la tristeza. Nuestro diario vivir tiene un componente grande de búsqueda de aprobación. Queremos ser valorados y amados. Jesús en el Jordán nos enseña que no hay título más grande que el de sabernos hijos de Dios. Nuestras vidas son la razón de su alegría.

Jesús es amado, toda una señal de cómo es la relación con Dios, una relación de amor. La relación con Dios está basada en el amor, Él es Dios que ama y hará de su vida pública un anuncio de este amor de Dios para toda la humanidad hecho verdad en Él.


Él es amado y ama a todos. El amor se convierte en la nueva manera de entender la relación de los hombres y mujeres con Dios.  Como hijos de Dios estamos llamados a hacer lo mismo. ¡Pongámonos en marcha!

 

 

Lluvia de esperanzas

Buscamos agua porque tenemos sed.
Buscamos la comunidad porque solos no podemos.
Buscamos y defendemos nuestras raíces para quedarnos en el monte.
Buscamos ponernos de acuerdo para mayores desafíos.
Desafíos más grandes para más vida.
Entusiasmarnos desde y con nuestras pobrezas,
y así́ juntos descubrir cuantos recursos tenemos en nuestras manos.
Ser creativos hasta cada lluvia.
Ser creativos ante cada alambrada.
Ser creativos para golpear puertas que abren corazones.
Entre nosotros reconocernos como la levadura que fermenta la masa,
y que se vuelve pan de vida
y agua para nuevos bautismos.
Agua de vida, pozo de resurrección,
compromiso de familias.
Lluvia de esperanzas.

(Marcos Alemán, SJ)


 

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