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  “Estad alegres  porque vuestros nombres  están inscritos en el cielo”.   (Lc 10,1-12.17-20). No son pocos los que consideran aún que la fe cristiana es inmovilismo, inacción y falta de compromiso. Pero es lo contrario: supone romper con las parálisis para ponerse en camino de vivir una aventura sorprendente según el dinamismo del amor de Dios. Eso sí, caminando juntos.   “ La mies es abundante y los obreros pocos, rogad” Es así…cada vez hay menos vocaciones a la vida religiosa, a la vida sacerdotal, a la vida de los laicos cristianos comprometidos de verdad…tú eres el dueño de la mies, y tú sabes lo que hay…confío plenamente en ti, y no me preocupa el futuro. Busquemos tu reino cada día, y lo demás nos lo darás por añadidura. Sea lo que sea, gracias.  “La mies es abundante y los obreros pocos”. Estamos llamados a anunciar.   ¡Nos ponemos en camino! Es nuestra misión. Enviados a caminar, a anunciar, a seguirle. No sirve sólo decir, se necesitan...

Buenas noticias

  "Rogad al Señor de la mies  que mande trabajadores a su mies"    (Mt 9,35–10,1.6-8) El Señor se compadecía de la gente, pues andaban como ovejas ese no tienen pastor. En esa compasión encuentra su raíz última el pastoreo que sus discípulos han de realizar hasta su venida definitiva. Realmente la mies es muy abundante y los trabajadores son pocos. Rogad, pues. Jesús siempre en camino, entre la gente, escuchando sus penas, compadeciéndose de su dolor, levantando el desánimo, dando vida. Nos invita a continuar la tarea de curar heridas, acompañar a quienes se sienten solos, abandonados, extenuados por el dolor, abatidos por las guerras. Jesús recorre, sana, llama y envía. Su mirada compasiva revela nuestra miseria: ovejas sin pastor, campos listos para la siega, pero pocos obreros. Nos urge anunciar el Reino, sanar, liberar. Contigo, Jesús, somos convocadas y enviadas a curar las heridas del desamor. Muévenos a colaborar con otros para construir la casa ...