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Mostrando las entradas etiquetadas como cumplimiento

No hay excusas

  "¿Qué tengo que hacer de bueno  para obtener la vida eterna?"   (Mt 19,16-22). La vida eterna no la adquirimos a base de méritos. No es un premio que Dios reparte, o el final de un concurso si respondemos bien a todas las preguntas. La Vida es Jesús. Quién tiene al Hijo, tiene la vida. Lo que Jesús le pide al joven rico es que descubra que todo lo que anhela y desea lo tiene frente a él. Y en vez de seguirle, elige la tristeza de sus apegos, méritos, y logros. "¿Qué me falta?" para ser feliz, para vivir el proyecto de Dios. Jesús responde: deja todo, pon a Dios en el centro de tu vida, atiende a los pobres y sígueme, confía en mí, no te alejes, camina a mi lado. “Ven sígueme" Es la invitación del Señor que fundamenta el discipulado. Con verdad se puede decir que ser cristiano consiste precisamente en   seguir al Maestro, es decir, vivir a la manera del Señor, vivir los valores que Él vivió, y luchar por lo que motivos por los que Él entregó la vida. ...

Como Tù

  "No he venido a abolir, sino a dar plenitud."   (Mt 5,13-16) La ley no habla de entrega sino de cumplimiento y norma. La ley no propone generosidad sino hacer lo que ella tiene escrito. La plenitud de la ley viene dada por la generosidad que supone dar un poco más de lo que ella pide. Ir más allá del cumplimiento pasivo y llegar a la generosidad de la entrega, al amor al prójimo, esto es lo que requiere la manera plena de cumplir la ley. Solemos construir arrasando con lo anterior. El Señor no funciona así. Prefiere contar con lo previo, aunque parezca que no cuenta, que no aporta. Por pequeña que sea, acoge cualquier colaboración. Negar la plenitud es recortar nuestras posibilidades de alcanzar la perfección. «No he venido a abolir, sino a dar plenitud» Cumplir las leyes adquieren un nuevo sentido desde la venida de Cristo. No son un mero cumplimiento ritual sino una forma de vida que nos llena al saber que las mismas defienden al que es fiel y que buscan la salv...

Vivir de Amor

  “No hagáis frente al que os agravia”   (Mt 5,38-42) Jesús nos enseña que hemos de saber renunciar a nuestros derechos. Hemos de estar dispuestos a perdonar y a hacer el bien gratuitamente. Se trata, como escribirá Pablo, de no dejarse vencer por el mal, sino vencer al mal con el bien. No es suficiente el cumplimiento, de Dios es la generosidad. Y en todo ello está el hermano, el prójimo, como protagonista. Ojalá seamos capaces de darnos sin buscar nada a cambio, acompañar más allá de los mínimos, proponer con una sonrisa pese al rechazo. Celebramos la fiesta de San Antonio de Padua , este "hijo predilecto" de San Francisco, en el que podemos descubrir precisamente la lógica evangélica, pues supo vivir la fe desde la sencillez, la humildad y la pobreza más absoluta. «Si predicas a Jesús, Él ablanda los corazones duros; si lo invocas, endulza las tentaciones amargas; si piensas en Él, te ilumina el corazón; si lo lees, te sacia la mente» (Sermones dominicales)....