"Otra parte cayó en tierra buena y, después de brotar, dio fruto al ciento por uno". (Lc 8,4-15). El sembrador sale a sembrar. Su semilla no selecciona el tipo de terreno. Lo importante es que caiga en distintas tierras, circunstancias y momentos. El borde del camino podría ser gran calzada. Las zarzas llegar a cortarse. Las piedras ablandarse. Todo es oportunidad. El Señor siempre está en salida, recorriendo sus tierras, sembrando su semilla. Cuánta generosidad contiene su gesto de sembrar con abundancia y confiando que el terreno receptor dará el treinta, el sesenta o el ciento por uno. Sueña con una cosecha abundante y comparte su sueño. La Palabra es una semilla llena de posibilidades, de vida. La Palabra es una semilla para todos, sea tierra buena o sea al borde del camino. La Palabra es la semilla que llena el corazón y que, como tierra fértil que es, hace que se llene de frutos, “ciento por uno” . La Palabra es Él... solo necesita de nuestra...