"Dame de beber". (Jn 4,5-42) El hombre siempre está sediento: de conocimiento, de poder, de amor. Sólo hay un agua que puede saciarnos Pocos símbolos son tan elocuentes como el de la sed para expresar ese anhelo profundo de vida, felicidad y amor que todos llevamos en el corazón y que sólo puede ser satisfecha en el agua que Cristo nos ofrece, haciéndola brotar de lo más profundo de nosotros mismos. Una mujer extranjera, sola, con un cántaro, sedienta, va al pozo de Sicar. Jesús judío, cansado, solo, sediento, se acerca al pozo. Preguntas, resistencias, búsquedas, historia y agua. Diálogo de vida, inquietudes y cambio. Abandona el cántaro, su pasado, y empieza de nuevo En el encuentro con la mujer samaritana, es Jesús quien toma la iniciativa, pidiéndole que le diera de beber. Progresivamente irá revelándole su identidad: agua viva, un profeta, el Mesías y Salvador. Cuando ella supo que Jesús era el Mesías corrió a dar testimonio a sus vecinos. Jesús, se...