«Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?». (Mt 16, 13-23) Esta pregunta va más allá de lo teórico y se puede traducir por esta otra: «¿Qué lugar ocupo en tu día a día?». Lo que importa no es la respuesta ya sabida y aprendida sobre quién es, sino si él ocupa o no el centro de nuestra vida. A Jesús no lo definimos en términos humanos. Solo desde la experiencia de encuentro con él podremos decir quién es. Sin proyectar nuestros deseos y aspiraciones. Pedro responde a la pregunta de Jesús: "Y vosotros ¿quién decís que soy yo?": "Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo". Aquella confesión da ocasión al Señor para manifestar su elección como fundamento de su Iglesia. "Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia". Al reconocerlo como Señor somos 'piedras vivas' de su Iglesia, de la comunidad de puertas abiertas que haga realidad su proyecto de fraternidad para el mundo. Ante Él no cabe la indiferencia, responder, ponerse en cami...