"Estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: «Paz a vosotros» . (Jn 20,19-31). El miedo encierra, aleja, es contrario a la fe. La presencia de Jesús, da paz y regala Espíritu en la comunidad. Tomás no está ni en la comunidad ni abierto al don. No cree. Quiere pruebas. Meter su dedo, su mano, para atrapar y dominar el Misterio. El Señor resucitado se hace presente en medio de sus discípulos, les muestra las heridas de sus manos y su costado, sus llagas, convertidas en canales de misericordia y perdón, les infunde su espíritu, les envía a una misión. Así, los discípulos ven que con Jesús la vida vence, la muerte y el pecado son derrotados. La condición para hallar al Señor es estar en la comunidad. Separarse de ella supone evitar la Divina Misericordia. Encontrarnos con Él y sentir la Divina Misericordia es aprender de Jesús a ser misericordios...