"Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo" . (Lc 1,67-79). Has visitado cada día de este año nuestras vidas. Las visitas porque nos amas. Acortas la distancia que hay entre tú corazón ardiente y el frío en el nuestro. Nos redimes, porque nosotros somos incapaces de saber lo que nos conviene, pero tú nos agarras de la mano y nos levantas cuando nos paraliza el miedo. Bendito seas Dios Emmanuel, Dios bebé, Dios pequeñito, Dios que en esta noche volverás a visitar cada hogar, te esperen o no. Zacarías empieza a profetizar, lleno de Espíritu Santo. Se le suelta la lengua, silenciada por la increencia, para anunciar la llegada de un Niño. Dios visita a su pueblo. Nos libra de quienes nos odian, y derrama su misericordia y justicia. Ese niño sería especial: le llamarán profeta del Altísimo. Y su misión, la de ser precursor, ir delante del Señor para preparar sus caminos. Todos los cristianos tenemos esa misma misió...