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Mostrando las entradas etiquetadas como san Mateo

Nos invita a seguirlo

  "No he venido a llamar a justos,  sino a pecadores».    (Mt 9,9-13). El publicano Mateo estaba en sus ocupaciones, sentado a la mesa de los impuestos. Un día escuchó incrédulo la invitación del Maestro: "Sigueme". Él se levantó y lo siguió.   Esta ha de ser la actitud de todo discípulo: no se puede seguir en lo mismo, hay que seguirle a Él. Jesús ve a Mateo, se para, propone... y le cambió la vida. Mateo dejará de cobrar impuestos para dedicarse a seguir a Jesús, a formar parte de su grupo. La vida de Mateo es nueva, aquella mirada llena de luz y seguridad lo que va a emprender, una aventura de dejar todo y seguir a Alguien. Parece arriesgado, pero no lo es, la mirada de Jesús transmite fidelidad, no se aleja, te invita a caminar con Él.   Señor, dame sabiduría y valentía  para obedecer tus mandatos  en todos los aspectos de mi vida. Señor, ayúdame a responder con generosidad a tu llamada  y confiar en tu misericordia. Que pueda con...

Hay que responder

  “No he venido a llamar a los justos,  sino a los pecadores a que se conviertan."   (Lc 5,27-32). Nos cuesta creer que Jesús haya venido a llamar a los pecadores; tal vez porque tendemos a considerarnos libres de pecado. Si hacemos un ejercicio mínimo de sinceridad, nos sentiremos necesitados del perdón de Dios. Incluso, sentiremos el gozo de ser llamados a la conversión. No busca Jesús un grupo de élite con el que desarrollar su misión. Nos descarta lo roto, lo feo, lo inútil, lo defectuoso. Se acerca a Leví y reconoce una vida dañada. Y de su interior nace el deseo de restaurar esa vida y llevarla a la plenitud. De coser las heridas con puntadas de amor. Por eso estamos de enhorabuena, porque vivimos con la certeza de que su amor nos salva y nos anima a no esconder el rostro ante la fealdad. Sino a abrazarla y cubrirla de belleza. La propuesta es clara para Leví y también para cada uno de nosotros, es personal, la hace mirándonos a los ojos: «Sígueme» . H...

MÍrame

  "No he venido a llamar a justos,  sino a pecadores."   (Mc 2,13-17). Son muchos los que siguen pensando en un cristianismo para personas intachables... pero se equivocan. Jesús, el Hijo de Dios, vino al mundo no para condenar al mundo sino para que todos se salven por él. Es capaz de todo, hasta dar la vida, por tender la mano a los pecadores. Mírame y dejaré mi vida en tus manos. Llámame y celebraré tu don con mis hermanos «¿Por qué come con publicanos y pecadores?» , muy sencillo porque los quiere, porque nos quiere a todos, porque son los más necesitados de sentido, compañía, apoyo, perdón, misericordia, comprensión. Todos es todos. Su palabra es para todos. Él, la Palabra, es para todos, con todos, de todos. Con todos tiene una relación y para todos tiene una propuesta, come con todos. "No he venido a llamar a justos, sino a pecadores." Sentirnos llamados no es un motivo de orgullo. Es una necesidad. Nos llama Dios para que nuestra vida no se atrof...