"El que no está contra nosotros está a favor nuestro". (Mc 9,28-30). El Evangelio no es instrumento de división, arma de ideologías, ni conquista de los más fuertes. No se deja atrapar en esquemas estrechos, llenos de normas, condicionados por afectos. El Evangelio es grande, universal, para toda persona que viva en bien y verdad. En un mundo enfadado, donde los más grandes se portan como niños pequeños por que le han mirado mal. Nosotros debemos dar testimonio de cercanía y unión, sin buscar enemigos sino personas que hacen el bien y caminan. Jesús expresa la convicción de que es necesario salir de uno mismo para apoyar lo bueno que hay en los demás. No podemos enroscarnos en posiciones personales y excluyentes. El que se adhiere a Jesús no puede ser fuente de conflictos y discordias, sino de fraternidad universal. ¿Por qué nos tememos tanto? ¿De dónde nos nace este afán por dividir y trazar fronteras, cuando lo nuevo de Dios es la comunión? Destruye toda...