"Padre mío, si es posible, que pase de mí este cáliz. Pero no se haga como yo quiero, sino como quieres tú." Mt 26, 14 — 27, 66. Ese es el gran reto en nuestra vida. Pasar de la apropiación al desprendimiento. De la selección selectiva a la acogida generosa de todo lo que nos toca vivir. Del "Yo" al nosotros compasivo en el que hago mías todas las circunstancias que viven mis hermanos. Hoy Jesús entra triunfante en una Jerusalén rendida a sus pies. Pero sabe que el triunfo es efímero. No vive de aplausos, vive de una confianza total en el Padre que le acompaña siempre. Jesús entra en Jerusalén aclamado como héroe, y él en silencio. Como alguien importante, pero con una borrica prestada. En un camino alfombrado pero con destino de dolor y sufrimiento. Gran contraste entre la visión de Jesús y la distorsión del pueblo. ¡Vamos a emprender juntos el camino de la humildad! Nos mueve el mejor motor posible: el amor al Señor. ¡Ingresa Señor Je...