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Mostrando las entradas etiquetadas como Sacramentos

Testigos

  “El Espíritu Santo os enseñará en aquel momento lo que tenéis que decir” (Lc 12,8-12). En esto del seguimiento de Jesús siempre hay momentos de dificultad. Conviene recordar que justo en esos momentos no estamos solos, sino que tenemos la misma fuerza y sabiduría que tuvo Jesús, es decir, su Espíritu. " Porque el Espíritu Santo os enseñará en aquel momento lo que tenéis que decir". No sólo "decir", sino "hacer", "vivir", "decidir". El Espíritu Santo es el gran don de Dios. El dador de vida. El aliento de Dios que vivifica lo no vivo. Devuelve la vida, el sentido, la ilusión, a tantos huesos secos y situaciones sin vida, que se agolpan en las ciudades. Es el dulce huésped del alma, alivio en nuestros días. "El Espíritu Santo os enseñará lo que tenéis que decir" . El Espíritu Santo es el lazo de amor entre el Padre y el Hijo. El Espíritu Santo es también el amor derramado en nuestros corazones que clama: "¡...

Dios sorprende

“¡ES EL SEÑOR!”  (Juan 21, 1-14) Cristo ha resucitado y vive en nosotros.  Bendito sea. Jesús aparece.  T odos le ven, sólo uno le reconoce.  Era el 'discípulo a quien Jesús amaba'.   Es el amor el que cambia la mirada y convierte un encuentro en algo más.  Ese discípulo pronuncia una profesión de fe: 'Es el Señor' Cristo resucitado siempre nos precede y, por medio de su Palabra y de los Sacramentos, va transformando nuestra realidad cotidiana –con sus gozos y fatigas– en historia y en acontecimiento de Salvación. Por nuestras fuerzas, méritos y talentos, somos incapaces de conseguir algo.  La red se llena cuando se echa porque Jesús lo manda.  Sólo en su palabra se alcanza la plenitud, y la red se llena, y la abundancia se derrama. “Cuando la llamada de Jesús es la que orienta nuestra vida, el corazón se rejuvenece. Dios sorprende. Es el Señor de las sorpresas que no sólo invita a sorprenderse sin...

Que arda nuestro corazón.

«Ellos contaron lo que les había pasado  por el camino  y cómo lo habían reconocido  al partir el pan»   (Lc 24, 13-35) Cristo has resucitado, estás vivo y caminas conmigo. ¡Qué maravilla! ¡Qué experiencia! Mi corazón rebosa de gozo y quiero cantar, quiero gritar, quiero trasmitir a otros esta certeza. No estoy solo, Cristo quiere estar conmigo. Está vivo en la Eucaristía, esperándome pacientemente. En el camino de Emaús lo cambia todo dejar sitio a los que encontramos en el camino, escuchar su Palabra dejando que arda nuestro corazón al caminar con ellos, la invitación a quedarse, sentarse a la mesa y partir el Pan A veces no reconocemos con los ojos lo que Dios nos ofrece cada día. Sólo se ve con el corazón. El Dios de la vida nos llama a la alegría. Nos renueva y recrea con su aliento. Hace que la vida vuelva a latir y que ardan los corazones cuando nos alimenta con su pan y su palabra. El corazón arde cuando el am...

"Año de gracia"

«Fue a Nazaret, donde se había criado,  entró en la sinagoga,  como era su costumbre los sábados,  y se puso en pie para hacer la lectura»   (Lc 4, 14-22a) Su misión es acercarse a los últimos, estar y ser con ellos, hacer que los que no reciben nada reciban una buena noticia, la noticia de la salvación, Dios les quiere.  Ya no es una promesa, es una realidad hoy, aquí, ahora. Señor, te pido me des la gracia para guiarme en todo por el Espíritu Santo, que Él me inspire lo que debo pensar, lo que debo decir, lo que debo callar, lo que debo hacer, cómo debo obrar para procurar el bien de los hombres y el cumplimiento de mi misión. El Espíritu nos envía con una misión, que sigue siendo la misma de Jesús: evangelizar, liberar, sanar y proclamar la gracia del Señor.  Lo que se sale de aquí no es servir a Dios y a los demás , sino servirse de Dios y de los demás. "Quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios a ...

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“Dadles vosotros de comer”  (Mc 6, 34-44) Estar atento al otro, a sus necesidades, su realidad, sus sentimientos.  No pasar de largo ni mirar hacia otro lado.  Ofrecer ayuda, compartir los bienes, buscar salidas, dar esperanza, acompañar, acoger, consolar, disculpar...  Dejar que el corazón sea cada vez más compasivo.  Amar. Jesús es el verdadero y definitivo Pan del cielo, enviado a saciar -para siempre- nuestra hambre y nuestra sed de amor y de plenitud.  Su Presencia en la Palabra, en los Sacramentos y en los hermanos nos revela el amor misericordioso del Padre. La propuesta del Señor es que miremos bien con qué 'panes' contamos.  Mirando bien podemos encontrar más de los que imaginamos, poniéndolos en sus manos y confiando en Él puede hacer que se multipliquen. Ante las necesidades de los demás tenemos dos alternativas.  La nuestra: echarlos y que se busquen la vida; o la de Jesús: comprometernos con la realidad y ali...

Necesito ver y tocar

Entro Jesús,  se puso en medio y les dijo:  La paz esté con vosotros.  Los discípulos  se llenaron de alegría   (Jn 20, 19-31) "Paz a vosotros”. La presencia de Jesús no inquieta, no destruye, no oprime, sino que es portadora de paz para todos. Ante nosotros se abre un futuro de esperanza porque Jesús está vivo en medio de nosotros y nos invita a seguir el camino de la verdadera vida, de la vida plena. La paz es fruto del cultivo de un jardín interior. Es ahí donde recreas un ambiente de serenidad, alegría, bondad y belleza para el ser. Y es responsabilidad de todos y cada uno; es nuestra tarea. Cuida la paz y no te preocupes en expandirla por el entorno. Vuela sola. Paz. Paz a vosotros. Palabras que son bocanada de aire fresco, que son alegría, alivio, vida y consuelo. Paz a vosotros. Palabras que iluminan tinieblas y son aliento, que son fuerza, presencia, huracán y cielo. Paz a vosotros. Los ruidos atur...

Nos da la vida

“Lo mismo que el Padre resucita a los muertos y les da vida, así también el Hijo  da vida a los que quiere”   Jn 5, 17-30 El Amor no descansa. No tiene límites ni fronteras. Y Dios, que es amor, nos buscar a todas horas, nos rescata en cualquier momento y situación.   Sus entrañas de misericordia están siempre deseosas de acogernos. Su amor al hombre es locura desatada, es pasión hasta el extremo. Asume la propia fragilidad y no te quedes paralizado en ella. Dios nos quiere así, tal como somos, con nuestros errores, nuestras miserias. Sólo espera que seamos capaces de ir más allá del propio ombligo, capaces de mirar al hermano necesitado y ponernos a su servicio. Vivir unidos a Jesucristo por medio de la Palabra, los Sacramentos y la Caridad, nos permitirá experimentar el amor del Padre y la Vida eterna dentro de nosotros. Esta debe de ser la tarea de todo cristiano: parecernos al Hijo, aprender de nuestro hermano mayor ...