"Él se presentó en medio de ellos" (Lc24,35-48). “¿Acaso no podía el Señor resucitar sin las cicatrices? Sin duda, pero sabía que en el corazón de sus discípulos quedaban heridas, y para sanarlas conservó las cicatrices en su cuerpo”, San Agustín Jesús se presenta en medio de la comunidad. Les desea la paz cuando están aterrorizados y llenos de miedo. Les pregunta por qué surgen dudas. Para resolverlas, les invita a tocarlo, a reconocerlo, pero no terminan de creer. La fe es apertura al Misterio. Igual que a los discípulos, también hoy, cuando se nos presenta Jesús resucitado, nos cuesta reconocerlo. Pero está ahí: en manos, en caminos, en paisajes. ¿Atraviesas las apariencias para reconocerlo? ¿Qué harías si en este mismo instante vieras a Jesús delante de ti? Imagina escuchar unos pasos cerca y, al levantar la cabeza... encontrarte con su rostro. ¿Cómo reaccionarías? ¿Por qué os alarmáis?, ¿por qué surgen dudas en vuestro corazón? Mirad mis manos y mis pies...