"Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí." (Mc 7,1-8.14-15.21-23). A menudo Jesús nos muestra la necesidad de actuar según su Palabra. No es suficiente honrarlo con nuestros labios: las obras hablan por sí mismas. Nada de fuera hace impuras nuestras vidas. Nada de fuera es culpable de cómo vivimos las cosas en nuestro interior. Nos pasamos mucha parte de nuestra vida responsabilizando a los demás de cómo estamos. Jesús es maestro de acoger la realidad, tal y como es y transformarla en un regalo de amor. Hace de su vida una historia de salvación y es lo mismo que quiere hacer con nosotros. Que descubramos su presencia que lo llena todo de esperanza. Los fariseos, guardianes de la ley, desenmascarados por Cristo. Siguen tradiciones, pero sus corazones están lejos de Dios. Es un espejo oscuro: ¿cuántas veces priorizamos rituales vacíos sobre la verdadera justicia? La hipocresía es el preludio de la decadencia espiritual....