Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando las entradas etiquetadas como II Domingo Navidad

Nos hace hijos de Dios

  "Dios Unigénito es quien lo ha dado a conocer"   (Jn 1, 1-18) Dios se hizo carne, se hizo alguien como tú y como yo. Y habitó entre nosotros. El Verbo que existía desde el principio, que estaba junto a Dios, que era Dios, ha entrado en nuestra historia. Ha roto toda la distancia que nos separaba, y se ha hecho ser humano pequeño en toda su grandeza. El último en toda su realeza. El niño en toda su divinidad. No puede haber tristeza cuando nace la vida (San León Magno). Y esta Palabra de Amor quiere hacerse carne y vida en cada uno de nosotros. Aunque muchos no la recibieron, nosotros sí queremos recibirla. Nuestro Dios no es un Dios escondido. Ciertamente, a Dios nadie lo ha visto jamás. Dios Unigénito es quien lo ha dado a conocer.   Por esto, no es acertado pensar que, puesto que Dios es un ser a quien nadie ha visto, es un ser entraño. Al contrario, se ha manifestado en su Hijo. Quiso vivir con nosotros, caminar con nosotros, habitar entre nosotro...

Nos hace hijos suyos

  «El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros».  (Jn1, 1-18) Dios es “un Dios de la Historia”. Nos habla con acontecimientos concretos. ¿Estás a la escucha? ¿Somos conscientes del regalo que nos han hecho el 25 de diciembre? ¡Que el Señor nos bendiga siempre con su cercanía, tan necesaria en estos momentos! Ante tanta palabrería, escojo la Palabra. Que tu Palabra, Señor, acampe y eche raíces profundas en mí. Necesitamos silencio para escuchar la Palabra. Quietud para contemplar y encarnarla. Dios nos habla en la creación: cada criatura lleva impresa una huella, un sello del Creador. Y especialmente nos habla en el ser humano, en la fragilidad de la carne: "El Verbo se hizo carne y acampó entre nosotros". Se hizo también pan para nosotros para que ya no tengamos más hambre. Sólo hay vida auténtica y profunda en Dios.  Él es el dador de toda vida. Una vida que existe desde siempre y que es para siempre. Vida que da luz. Vida que no todos acogen. Vida entre nosotros, que...

La Palabra de Dios

«El Verbo era la luz verdadera,  que alumbra a todo hombre,  viniendo al mundo»   (Jn 1, 1-18) Planta la tienda, la clava en la tierra para siempre, se hace uno de los nuestros, 'se hizo carne', humanidad para que recuperemos la dignidad de hijos, dignidad regalada por aquel aliento de Dios que da vida a un barro moldeado por sus manos Quiso vivir con nosotros, caminar con nosotros, habitar entre nosotros. Y, hoy nosotros somos sus manos. ¡Para hacer su voluntad! La Palabra da vida, luz, nos regala ser hijos de Dios. Se derrama, y podemos no reconocerla, no acogerla y negarla. Cuando nos creemos vivos, cuando nos creamos luces, estamos muertos, y sólo deslumbramos. Dejemos que la Luz sea Dios, y nosotros sus testigos. Jesús, Tú eres la Palabra eterna de Dios la Palabra que nos crea y nos sostiene cada día, la Palabra que nos descubre la sabiduría, la Palabra que nos trae la luz y la vida de Dios, la Palabra que nos declara hij...