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Mostrando las entradas etiquetadas como Nochebuena

¡Abre tu corazón!

  «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo». (Lc 1,26-38). La disponibilidad de aquella joven nazarena era absoluta. Ella pregunta al ángel busca mayor claridad en los planes de Dios. Pero inmediatamente expresa su conformidad. Se siente pequeña, esclava del Señor. Sólo desde la humildad se puede preparar la acogida del todopoderoso. "No temas, María" Nada de miedo al Señor, ni a sus propuestas, ni al futuro a su lado, ni al Evangelio, ni a tener fe, ni a dar testimonio. Es posible responder, es posible decir "hágase en mí". Con Él todo es posible, no falla, es fiel. Sabiéndose amada, querida y acompañada, a María se le quita todo tipo de miedo, tiene confianza plena en Dios y se atreve a responder: 'hágase en mí'.   Confío en Ti, Señor, a tu lado no hay miedo que me venza. Aunque la oscuridad me envuelve, y las noches son eternas, pero al pensar en tu Luz se llena de esperanza mi camino.   Sé lo mucho que nos quieres, tu ‘te quiero’ tiene ...

Sol que nace de lo alto

  "Por la entrañable misericordia de Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y sombras de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz." ( Lc 1, 67-79). En estas horas previas a la celebración de la Natividad del Señor, el corazón sintoniza perfectamente con la alegría del cántico de Zacarías: cómo no bendecir y alabar al Señor, nuestro Dios, porque nos ha visitado para salvarnos, para manifestarnos su amor y su misericordia. Zacarías, ya nos anuncia lo que pronto va a acontecer, lo que esta nochebuena se va a hacer realidad. Dios cumple hoy sus promesas, porque Jesús es la promesa que Dios nos tiene preparado, es el gran regalo que desde siglos había estado envolviendo con inmenso cariño. Él es sol que va a disipar nuestras oscuridades, el que va a guiar nuestros pasos a la paz. El que nos va a reconciliar con Dios, el que va a dar sentido a tanto sin sentido. Abre de par en par tu corazón  y recibe al N...

Hoy sabréis que viene el Señor, y mañana contemplaréis su gloria.

  «Bendito el Señor Dios de Israel  porque ha visitado y redimido a su pueblo»   (Lc 1,68). El canto de bendición de Zacarías traza el camino de la nueva alianza: celebrar nuestra salvación delante de Dios sin temor, poder adorar, poder acercarnos y ofrecernos a Él completamente, caminar por el camino de la paz y de la luz. Dios viene y libera. Vino en la noche de Belén y está siempre viniendo a nuestros corazones y a la historia. Viene para liberarnos de todo lo que nos esclaviza y deshumaniza. Qué bueno que viniste, Jesús. Qué bueno, realmente bueno, lo que ha sucedido y sucede en la vida y el corazón de la humanidad, los pobres y los bienaventurados. Se hizo carne nuestra, vida nuestra, amigo y hermano nuestro. Nuestra paz. "Por la entrañable misericordia de Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y sombras de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz." Qué bueno que viniste para los ensombrecidos, desol...