"Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna." (Jn 10,20-22). Jesús tiene un duro diálogo con los judíos en el pórtico de Salomón. Ellos denuncian que es mal judío. Él les echa en cara que no creen porque no son de sus ovejas. Dos cualidades son propias de sus ovejas: 1. Mis ovejas "escuchan mi voz". 2. "Me siguen". ¿Somos de los suyos? La falta de fe no se cambia por explicaciones ni pruebas. Es necesario un encuentro con Jesucristo. Escuchar su palabra. Acoger su gracia. Dejar que nos introduzca en su rebaño y nos dejemos llevar por su voz entre otras voces persuasivas, pero no de vida. "Mis ovejas escuchan mi voz", es la clave para nuestro proyecto de vida con Él. Escuchamos su voz, le seguimos, sabemos que nos conoce, nos quiere, nos ama. Escuchar su voz en la Palabra, con claridad y aceptando la radicalidad de la misma. Su voz clama desde la raíz del hombre y la muje...