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Mostrando las entradas etiquetadas como oración sacerdotal

Nos ama

  "Los has amado a ellos  como me has amado a mí."   (Jn 17,20-26) La lectura de hoy nos muestra a Jesús pidiendo por ti, con todos tus dones: fe, unidad, misión, amor... la amistad con Jesús es ser chispa, gota, sal, levadura o simiente. En la oración Sacerdotal, Jesús expresa su deseo de íntima comunión entre sus discípulos, reflejo de la unión entre el Padre y él. Esa unión ontológica será condición necesaria para que el mundo crea. La fe, por lo tanto, es fruto de la comunión. Si esta falta, la fe se muere. "Que todos sean uno". Es más lo que nos une que lo que nos diferencia. Cuando señalas, creas barreras. Pero cuando abrazas, creas puentes. ¿Qué tipo de constructor quieres ser? Milagros acontecen cuando se derrama la efusión del Espíritu! Lo que se intentó por décadas y siglos, en un instante, puede ser logrado por el Espíritu. Jesús ruega por quienes crean en él por la palabra de aquellos que lo han conocido. Un mensaje que ha recorrido los caminos...

Comunión en el amor

  «Padre santo que sean uno, como nosotros». ( Jn17,11b-19) La oración sacerdotal de Jesús subraya, de forma muy especial, su deseo de unidad para sus discípulos. No se trata de una unidad estratégica ni coyuntural. Es una realidad más profunda, que vincula a los discípulos con él y él con el Padre y el Espíritu Santo: unidad indisoluble. La unidad no es de pensamiento sino de vida. Tenemos un mismo sentir: hijos de Dios, amigos de Jesús, templos del Espíritu Santo. Jesús ora al Padre pidiendo unidad. Unidad no es uniformidad. La unidad es encuentro por encima de diferencias. Enriquecimiento en la diversidad. Pluralidad en la fe. Comunión en el amor. Ser uno en la Unidad que acoge, respeta y acepta la belleza de la variedad.   "No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo" No somos de aquí, somos ciudadanos del cielo Pero amamos lo bueno que tiene el mundo Porque Dios lo creó bueno Si no ¿Cómo lo redimiremos? Si queremos que compartan nuestro afán por Cristo, c...

En el mundo

  "Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti,  único Dios verdadero, y a tu enviado, Jesucristo."   ( Jn 17, 1-11a).   Jesús levanta los ojos al cielo para rogar al Padre.  La vida eterna es el conocimiento del Padre  y de su enviado Jesucristo.  Un saber que no es intelectual sino relacional.  Mediante las palabras y el trato cercano.  En la acogida y en la fe.  En el compartir y orar.    La vida eterna ha sido imaginada con múltiples formas,  pero nunca como conocimiento del Dios verdadero,  lleno de bondad y misericordia, así como su enviado.  Claro está que no se trata de un conocimiento intelectual  sino cordial y vital.    La experiencia de la vida lo demuestra. Conocer es fuente de vida.  Ignorar es fuente de muerte y de oscuridad.  Conocerse a uno mismo,  la sorpresa de conocer a alguien que te ayuda a caminar.  Conocer los procesos, interpretar las señales,...