"Estaba ya amaneciendo, cuando Jesús se presentó en la orilla." (Jn 21,1-14). Amanece en nuestras vidas cuando nos encontramos al Señor. Se presenta discreto, en la orilla de nuestra vida, sin invadirnos, sin ordenarnos. Y nos pregunta si hemos pescado algo. ¿De qué hablas? ¿Por qué lloras?, ¿Tenéis peces? Siempre pregunta algo personal para oír nuestra voz, para que le reconozcamos. Y al oír como pronuncia nuestro nombre todo cambia. ¡Es el Señor! ¡Vive, me acompaña, nos cuida, nos ama! Tiempo de reconocer los frutos que su vida da en la nuestra. Aquella noche no pescaron nada. Están todos los discípulos, pero faltaba Jesús. Echad las redes en su palabra es no poder sacarla por la multitud de peces. El Señor prepara las brasas, pero el pescado lo pone nuestra pesca, que si es por su palabra, será abundante. “Echad la red a la derecha y encontraréis” No nos damos cuenta pero lo que se nos pide no es algo imposible, sino que es algo tan sencillo c...