“¡Bendito el que viene en nombre del Señor!”. (Lc 13, 31-35) A pesar de las presiones y dificultades, Jesús continúa con la misión recibida por el Padre, el anuncio del Reino de Dios, que rubricará en Jerusalén, con su pasión, muerte y Resurrección. Jesús no renuncia a su destino. Camina hacia Jerusalén como todos los profetas. Lo central en su vida es la fidelidad a la voluntad de Dios, hasta el final. Una vida coherente y consecuente que asume los riesgos porque el fin es mayor, porque Dios siempre cumple. Jesús se encamina hacia su muerte libremente, por amor y quiere que libremente también acojamos su salvación. ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! Escoge vivir bajo su amor… y camina en paz día a día. Que nosotros a pesar de las dificultades que nos encontramos en nuestra vida, nunca perdamos la perspectiva de ser discípulo del Señor. Cúbreme con tu sombra, Señor, nada temeré en el camino. Y bendeciré tu nombre, ante mis he...