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Mostrando las entradas etiquetadas como semillas

Nuevos obreros

  "Al ver a las muchedumbres,  se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas."       (Mt 9,32-38). “La Iglesia y el mundo No necesitan personas que cumplen con sus deberes religiosos mostrando su fe como una etiqueta exterior; necesitan, en cambio, obreros deseosos de trabajar en el campo de la misión, DISCÍPULOS ENAMORADOS que den testimonio del Reino de Dios dondequiera que se encuentren”    León XIV  La compasión es el ser de Dios. Y por su voluntad, nos ha regalado ser compasivos como Él. Al ver al pueblo, cansado y abatido, Jesús siente una compasión sin límites. El Evangelio recuerda que la misión nace de la oración; la Iglesia debe ser misionera, mirar con compasión, servir con humildad y ser instrumento del Reino en lo cotidiano. Trabajadores de la mies. Se necesitan muchos, la tarea es mucha. «Las mies es abundante, pero los trabajadores son pocos; rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su ...

En lo pequeño

  "La semilla germina y va creciendo,  sin que él sepa cómo."   (Mc 4,26-34). Jesús habla de realidades trascendentes con ejemplos sencillos. El Reino de Dios lo compara con la semilla más pequeña: un grano de mostaza. Así muestra lo pequeño e imperceptible que el en su comienzo y lo grande que puede ser en su desarrollo. Su dinamismo interno es admirable. En la fuerza de lo pequeño, sencillo y sincero, actúa el soplo vivificante del Espíritu. El Reino de Dios tiene dentro una fuerza secreta, unos comienzos pequeños y de apariencia modesta. Pero en esa semilla hay futuro porque está animada por el Espíritu Santo creador. El Reino excluye la ambición del triunfo personal y de esplendor social. El poder es la mayor tentación para el ser humano. La semilla crece. Hay que dejar que lo haga, no apagarla. La semilla que Él siembra tiene fuerza, hay que cuidar la tierra -el corazón, la vida, lo que somos- para que dé todo el fruto posible. El sembrador espera, confía en la tierr...

Buena tierra

  "Salió el sembrador a sembrar."   (Mt 13,1-9). La Palabra nos presenta el rostro glorioso de Jesús, que sigue saliendo a sembrar su amor a la humanidad con la ilusión de un sembrador. La semilla necesita acogida, la semilla necesita tierra abonada, pero Dios no se cansa y como buen Padre insiste a tiempo y a destiempo. Prepárate con el silencio para la escucha de la Palabra. Prepárate con la soledad para la comunión con Jesús. Creemos en Dios que sale de sí mismo, que carga con la semilla y la siembra en el corazón del ser humano, sea cual sea su situación. Él esparce a mano llena la fructífera semilla de su palabra. Lo más relevante no está en las condiciones del terreno sino en el Amor del sembrador. Nosotros somos la tierra, cada uno diferente, de una manera y con una posibilidad, pero la semilla es buena para todos. El tiempo es paso a paso, poco a poco, con paciencia. Para la semilla de la Palabra no hay prisa sino perseverancia. El momento es ahora, al escuc...

Lo pequeño

  "La semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo."   (Mc 4, 26-34). Jesús compara el Reino de Dios a una semilla que germina y crece sin que el sembrador se dé cuenta. Sin duda, quiere evitar que pensemos que el Reino depende de nuestro esfuerzo y compromiso. El dinamismo de la propia semilla asegura el crecimiento. Dios lo hace posible. Le damos demasiada importancia al controlar y al dominar las fuerzas de la vida. No todo depende de nosotros. La fuerza creadora del Reino trasciende nuestros cálculos y previsiones. Dios hace crecer el amor y su compasión baña todas las orillas de la existencia más allá de fronteras eclesiales o ideológicas. Por eso nuestra colaboración se basa más en contemplar admirados los procesos, más que en medirlos o contabilizarlos. El siempre da el ciento por uno. El Reino de Dios se esconde en una semilla, en un grano, en lo insignificante, en lo pequeño. Crece y no sabemos cómo, porque es Dios quien la hace crecer. No hay lugar...