“La Iglesia y el mundo No necesitan personas que cumplen con sus deberes religiosos mostrando su fe como una etiqueta exterior; necesitan, en cambio, obreros deseosos de trabajar en el campo de la misión, DISCÍPULOS ENAMORADOS que den testimonio del Reino de Dios dondequiera que se encuentren” León XIV
La compasión es el ser de Dios. Y por su voluntad, nos ha regalado ser compasivos como Él. Al ver al pueblo, cansado y abatido, Jesús siente una compasión sin límites. El Evangelio recuerda que la misión nace de la oración; la Iglesia debe ser misionera, mirar con compasión, servir con humildad y ser instrumento del Reino en lo cotidiano.
Trabajadores de la mies. Se necesitan muchos, la tarea es mucha. «Las mies es abundante, pero los trabajadores son pocos; rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies.» Él ha sembrado su semilla, somos sus hijos, se necesitan manos que la cuiden, que la mantengan viva, que la protejan del mal. La mies, la gente, los hombres y mujeres de este mundo... necesita consuelo, paz, justicia, cuidado, compañía, apoyo, servicio, guía... Nuestra tarea es cuidar la mies, seguir proponiendo la presencia del Sembrador, de Dios, para que la mies no se seque, para que siga dando los frutos de ser hijo de Dios.
Hay que rezar por las vocaciones, pero obreros somos todos los bautizados, esto no es sólo cosa de curas y religiosos. La tarea de anunciar el evangelio es de todos y nadie debe quedarse esperando que otro lo haga por él.
Señor, danos un corazón compasivo como el tuyo,
Envía personas generosas
Cada día te lo pediré, Padre:
Envía a este mundo nuevos obreros del amor.
Señor que no falten nunca obreros de la mies
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