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Mostrando las entradas etiquetadas como la hija de Jairo

Señor de la vida

  «¡Ánimo hija!  Tu fe te ha salvado»   (Mt 9,18-26). Comenzamos la semana recordando que no se trata de hacer muchas cosas, sino hacer aquellas que nacen de un corazón confiado en que el bien prevalece sobre el mal y que en nuestro actuar manifestamos la misericordia del que nos amó primero. Dos historias paralelas y en encuentro sanador. Una niña que muere y su padre va a hablar con Jesús. Una mujer que va muriendo por flujos de sangre. El encuentro con Jesús es sanador y salvador. Nos regala vida abundante si creemos. Nos levanta de incredulidades. Muchas veces nos sentimos oscuras cavernas donde no hay nada más que oscuridad. Pero cuando se abre un hueco y entra un rayo de luz, llena la cueva de claridad y color toda la estancia. Jesús cura a la mujer valiente que toca el borde de su manto, y le dice "Tu fe te ha curado". La fe nos cura y nos sana. No porque modifique mágicamente las circunstancias que nos cuestan, sino porque cambia nuestra forma de acogerlas. T...

Tocarle

  “Tu fe te ha salvado”.   (Mc 5,21-43). Dos mujeres necesitadas de salud física y social. Una necesita de su padre para encontrarse con Jesús y recuperar la salud. Otra toca por detrás el manto porque estaba excluida de la sociedad por su mal. Jesús las sana y las devuelve con los suyos. Jairo, el jefe de la sinagoga, súplica a Jesús que cure a su hija. Él se dirige a su casa. Pese al aviso de que acaba de morir, Jesús advierte a Jairo de que basta con que tenga fe. Los que lloran la muerte de la niña se ríen de Él. Pero Jesús la cogió de la mano y la levantó «¿Quién me ha tocado el manto?» Nos creemos indignos de acercarnos a él y pedirle que nos ayude. Sin embargo, tenemos la confianza plena en su cuidado y amor hacia nosotros, por eso buscamos tocarle sin que nos vea, cuando su amor hace que siempre nos esté mirando. Es Jesús fuente de vida. Dejarnos tocar por Él en lo profundo del corazón, buscarle y tocarle con toda la fe puesta en Él para que nos haga...

Levántate.

  «Contigo hablo, niña, levántate».   (Mc5,21-43).   A Dios le pedimos la solución de muchos de nuestros problemas. Y debemos hacerlo. Pero pide también, con insistencia, una fe cada vez más sólida. Sólo así, el Señor renovará nuestra vida. Dos situaciones de sufrimiento. Dos mujeres. Una niña hija de un jefe de la sinagoga. Está en las últimas. Una mujer que padece flujos de sangre. La vida se escapa. Jesús contiene. La niña se levanta con su voz: Talitha qumi. La mujer es sanada y salvada por la fe. Aquella mujer, después de haber perdido todos sus bienes en poner fin a su enfermedad, que la consume y la excluye social y religiosamente, encuentra en Jesús la salvación de su situación. Confía en que curará con sólo tocarle el borde del manto. Para Jesús es ejemplo de fe. «Talitha qumi» (que significa: «Contigo hablo, niña, levántate»). Conmigo hablas y me ayudas a levantarme. Cada vez que me caigo, cada pensamiento negativo que se convierte en maltrato a mí o...